Este fin de semana, Luis Chacín se reunió con sus hijos para comer hallacas en Dallas, tal como solían hacerlo hace años en Venezuela. Chacín es uno de los beneficiados del nuevo programa de parole para venezolanos implementado por el presidente Joe Biden.
Por Al Día Dallas
“Uno nunca quiere dejar su terruño, su patria”, dijo Chacín, de 72 años de edad, originario de Maracaibo, quien llegó al Norte de Texas el 11 de noviembre a través del permiso humanitario que otorgó el gobierno federal el 12 de octubre a los venezolanos.
El programa fue lanzado como respuesta a la migración masiva de venezolanos al país y con el fin de llevar un orden de ingreso de los migrantes que llegan del país sudamericano a Estados Unidos, explicó Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional a Al Día el 14 de octubre en una visita a Dallas.
Agentes fronterizos registraron un promedio mensual de 15,494 encuentros con ciudadanos venezolanos en la frontera entre México y Estados Unidos durante el año fiscal 2022, de acuerdo a datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP).
Los lineamientos del programa estipulan que se otorgarán 24,000 permisos o paroles por dos años a los venezolanos que ingresen a Estados Unidos vía aérea, siempre y cuando cumplan con los requisitos establecidos por el Departamento de Seguridad (DHS).
Los requerimientos
Para ser admitido bajo este programa las personas deben estar fuera de Estados Unidos, ser venezolanos, no tener otra ciudadanía, no tener estatus de refugio en algún otro país, no haber intentado ingresar ilegalmente a Estados Unidos, Panamá y México después del 19 octubre de 2022, tener un pasaporte vigente, pagar por su propio vuelo, estar completamente vacunado contra covid-19 y pasar una verificación de antecedentes.
Sin embargo, el programa ha sido criticado por el Migration Institution Policy (MPI), un centro no partidista de análisis e investigación sobre inmigración, porque deja fuera a migrantes de otras nacionalidades, por el bajo número de permisos habilitados y por los requisitos que se exigen para obtener dicho beneficio.
El gobierno de Biden intentó hacer algo con las herramientas que tenía, pero no es el mejor camino debido a que el permiso humanitario no ofrece a los venezolanos una vía para solicitar la residencia permanente y, por ende, tampoco la ciudadanía, dejándolos en un limbo, comentó Julia Gelatt, analista política del MPI.
Uno de esos requerimientos es el tener un sponsor que tenga un estatus legal y pueda sustentar a la persona económicamente. El DHS no especifica exactamente cuál es el monto económico que se debe demostrar, aunque en procesos similares previos, la agencia tiene una tabla que usa para calcular el monto mínimo para patrocinar procesos migratorios.
“Este programa es innovador y la administración está tratando de ser responsable de las necesidades humanitarias de los venezolanos, pero es problemático esos temas como el acceso a un pasaporte, a internet y un sponsor en Estados Unidos. Todo esto requiere medios a los que los venezolanos más vulnerables no tendrán acceso a este programa y con Título 42, tampoco podrán solicitar asilo en el país”, dijo Amy Grenier, asesora en política y práctica de American Immigration Lawyers Association.
En el caso de Luis Chacín, su hija Kristiel Ferguson, de 38 años, fungió como patrocinadora de su padre y de su hermana, Sue Chacín, quien tiene 30 años.
El proceso es gratuito. El sponsor debe llenar el formulario I-134, de Declaración de Apoyo Financiero. Uno por cada beneficiario. En este formulario se deben ingresar datos sobre sus finanzas para demostrar que cuenta con el dinero suficiente para apoyar económicamente a la persona que llegará.
Una vez enviado el formulario y ya que sea aprobado por el DHS, el beneficiario recibirá un correo electrónico con las instrucciones para generar un perfil en el sitio web del DHS e iniciar su solicitud formal.
“Mi hermanita [Sue] fue la que me dijo de este programa; me dijo que aplicara y me los trajera”, explicó Ferguson, de Dallas, quien tiene la visa E2, de inversionista, y es dueña de un negocio local de playeras y artículos personalizados “Titishowroom”.
Ferguson llenó las solicitudes una tarde de octubre desde la computadora de su casa y en menos de 24 horas recibieron un correo electrónico avisándoles que habían sido aprobados.
“Desde hace un par de años ya estábamos buscando la manera de que ella se viniera a vivir aquí a Dallas conmigo, queríamos hacerlo legal y esto fue una bendición”, contó Ferguson.
Madre de tres niños, Ferguson migró de Venezuela hace más de 18 años cuando sintió que su país no iba a ser el que soñaba para sus hijos.
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