Guido Sosola: Presupuesto universitario y caridad pública

Guido Sosola: Presupuesto universitario y caridad pública

Guido Sosola @SosolaGuido

Me ha sorprendido un Tweed publicado por el señor rector de la ULA saludando el telemaratón del núcleo Rafael Rangel del estado Trujillo (https://twitter.com/bonuccimario/status/1598838015702765568), pues, en otras circunstancias, hubiese sido un importante gesto de cortesía para la iniciativa de recaudación a favor de la casa de estudios, pero – ahora – constituye una evasión de las propias responsabilidades. Una cosa es la contribución espontánea de la ciudadanía que, por cierto, paga muy puntualmente los impuestos necesarios para mantener a la universidad en pie, y, muy otra, que las autoridades universitarias deban recurrir al expediente para mantenerse a flote sin antes dar la pelea necesaria.

El asunto trae a colación las varias y agudas facetas de un mismo problema, por ejemplo, ¿para qué aportamos al fisco nacional?, ¿no existe un régimen presupuestario venezolano que cumplir?, ¿dónde está la rendición de cuentas? Por supuesto, aportamos y demasiado, hay caros principios constitucionales y leyes que dicen del presupuesto público, y nadie ha dicho qué se ha hecho con los recursos que debieron ser destinados al núcleo universitario de la ULA en Trujillo.

O tampoco se ha dicho que hay funciones y competencias de las autoridades rectorales que todavía no las han agotado, por lo que ninguna ha de dormir con tranquilidad cuando esos recursos no llegan. Y, aunque el estudiantado merideño ha respondido con creces (recordemos el caso de la dirigente estudiantil a la que le arrancaron las uñas por protestar), pasa ilesa la noticia en el referido núcleo.





El problema está en que transitamos de la escasez e inexistencia de recursos a la apelación de la caridad pública, consumiéndola en rifas, con la desleal competencia de las necesidad de supervivencia familiar, como si eso fuese algo demasiado normal, sin formular convincente, amplia y también pedagógicamente denuncia alguna y, menos, intentar una movilización de la comunidad universitaria. Cuando esto ocurre, para qué tributos, presupuesto y rendición de cuentas, siendo lo importante recurrir a una constante caridad de quienes también la necesitan, quedando intacta la impunidad del régimen y la de los propios actores universitarios que poco o nada hacer, suplicando por siempre pasar agachados, como ocurre con la generalidad de los partidos.

Sabemos muy bien que el nuestro es una dictadura, pero en lugar de evidenciarla, la reforzamos obviando realmente el asunto de fondo. Todo un drama, señor rector.