Diferentes estudios y organismos internacionales han advertido que los fenómenos como las olas de calor o de frío extremos, alteran la salud mental. Qué recomiendan hacer en cada país.
Por infobae.com
En la cumbre COP27 que está realizando en Egipto no solo está se está negociando sobre las emisiones de gases de invernadero que contribuyen al dramático problema del cambio climático. También está en juego la salud mental de la humanidad. Ya se usa el término “ansiedad climática” para referirse al problema del cambio climático y su efecto en la salud mental.
La salud mental es “un estado de bienestar en el que cada individuo realiza su propio potencial, puede hacer frente a las tensiones de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”, según la Organización Mundial de la Salud.
Esa agencia de Naciones Unidas advirtió que “el cambio climático plantea graves riesgos para la salud mental y el bienestar”. Instó a los países a incluir el apoyo a la salud mental en su respuesta a la crisis climática.
También uno de los últimos informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) reveló que el rápido aumento del cambio climático supone una amenaza creciente para la salud mental y el bienestar psicosocial; desde el malestar emocional hasta la ansiedad, la depresión, el duelo y el comportamiento suicida.
Los fenómenos extremos, como las olas de calor, tienen su impacto. Las consultas a los servicios de emergencia por problemas de salud mental aumentan cuando se producen incrementos de las temperaturas, y lo mismo sucede con las admisiones hospitalarias de pacientes con diagnóstico de trastornos graves de salud mental.
También un estudio en Taiwán analizó datos de registros de diagnóstico de depresión entre los años 2003 y 2013 en asociación a datos meteorológicos. El riesgo de tener un diagnóstico de depresión fue más bajo entre las personas que vivían en regiones donde las temperaturas medias rondaban entre los 20ºC y los 23ºC, mientras que el riesgo aumentaba aproximadamente un 7% a medida que la diferencia de la temperatura media entre las zonas se incrementaba 1ºC.
Además las personas residentes en áreas de fríos extremos también presentaron mayor riesgo de depresión. Es decir, no solo el incremento de las temperaturas medias, sino también las condiciones meteorológicas extremas parecen ser capaces de producir cambios negativos en la salud mental de las poblaciones.
“Los impactos del cambio climático forman parte cada vez más de nuestra vida cotidiana, y hay muy poco apoyo dedicado a la salud mental para las personas y las comunidades que se enfrentan a los peligros relacionados con el clima y al riesgo a largo plazo”, dijo la doctora Maria Neira, Directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.
Las repercusiones del cambio climático en la salud mental se distribuyen de forma desigual, ya que algunos grupos se ven afectados de forma desproporcionada en función de factores como la situación socioeconómica, el sexo y la edad. Sin embargo, está claro que el cambio climático afecta a muchos de los determinantes sociales que ya están provocando una enorme carga de salud mental en todo el mundo.
Una encuesta realizada por la OMS en 2021 en 95 países descubrió que sólo 9 han incluido hasta ahora la salud mental y el apoyo psicosocial en sus planes nacionales de salud y cambio climático.
“El impacto del cambio climático está agravando la ya extremadamente difícil situación de la salud mental y de los servicios de salud mental a nivel mundial. Hay casi mil millones de personas que viven con problemas de salud mental, pero en los países de ingresos bajos y medianos, 3 de cada 4 no tienen acceso a los servicios necesarios”, dijo la experta argentina Dévora Kestel, que es la directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS.
“Al aumentar el apoyo a la salud mental y psicosocial en el marco de la reducción del riesgo de desastres y la acción climática, los países pueden hacer más para ayudar a proteger a los más expuestos”, señaló.
La agencia sanitaria recomendó que los países deben integrar las consideraciones climáticas en los programas de salud mental, integrar el apoyo a la salud mental con la acción climática, basarse en los compromisos mundiales, desarrollar enfoques comunitarios para reducir las vulnerabilidades; y cerrar la gran brecha de financiación que existe para la salud mental y el apoyo psicosocial.
Ya hay casos en los países han tenido en cuenta la salud mental en respecto a las acciones climáticas. En Filipinas, se reconstruyeron y mejoraron los servicios de salud mental tras el impacto del tifón Haiyan en 2013. En la India, un proyecto nacional amplió la reducción del riesgo de catástrofes. Ese proyecto preparó al mismo tiempo a las ciudades para responder a los riesgos climáticos y atender las necesidades de salud mental y psicosociales.