Un género literario que perdura en el tiempo, una manera de expresar mediante la palabra sentimientos, emociones y reflexiones, eso es la poesía, manifestación que ha utilizado un joven venezolano persiguiendo sus sueños y llegado al corazón de los que cruzan su camino.
Por Lismar Hernández y Stefanny Carvajal /lapatilla.1eye.us
Jesús García recorre la ciudad de Caracas con un maletín lleno de hojas, una silla plegable y una maquina de escribir, junto a sus instrumentos lleva a cuesta una enorme sonrisa, que describe lo que más disfruta hacer: escribir poemas.
Una historia que parte de la migración, como la de miles de venezolanos que han partido a otras tierras en busca de oportunidades, García conversó con el equipo de LaPatilla para contarnos cómo surge “poemas por limosnas”.
“Esto empezó en Bogotá, migré hace cuatro años, allá me dediqué entre muchas cosas a recitar poemas en los buses para ganarme la vida” situación que lo llevó a involucrarse más en este movimiento artístico en Bogotá. García destacó que conoció a “un loco como yo y empecé hacer esto también”.
Sin embargo, su regresó al país hace un año no cambió su interés por la poesía y detalló lo que significa para él dedicarle en un trozo de papel algo especial para alguien “es algo que se da del encuentro con la persona, una persona se acerca y pide un poema, puede ser de un tema en particular o un tema libre, influye mucho en la forma en la que me lo cuentan”.
Asimismo, el joven venezolano enfatizó que “la gente no lee mucha poesía, la poesía está en las librerías, en los bares literarios ahí encerrado, el mundo está sucediendo y nadie ve eso, en la calle la gente se topa, que va con su pareja y quieren un poema, porque le da curiosidad”.
Este joven venezolano, no deja de sonreír al hablar de lo que lo apasiona y reiteró “quiero escribir toda la vida, eso lo descubrí un día en Bogotá y estoy casado con eso, quiero hacer lo imposible por escribir. La huella que deje lo descubrirá la gente”.