Como existe una convención para el uso del lenguaje, los emojis también son parte de un acuerdo social en donde cada símbolo tiene un significado. Sin embargo, no están exentos de ambigüedad, ya que, lo que para alguna generación puede resultar amigable, para otra puede ser negativo o hasta ofensivo.
Por: Clarín
De hecho, los centennials están dejando de usar el popular emoji del pulgar hacia arriba por considerarlo “pasivo-agresivo”, grosero y hasta hostil.
En el caso de la calavera, un emoji que para los mayores de 30 está asociado con la muerte, la generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) utiliza como sinónimo de risa. Parece que ahora está ocurriendo algo similar con el pulgar hacia arriba.
Esto está relacionado con el “tono” de que esconde cada emoji, una problemática que se hace todavía más evidentes en ambientes formales como el entorno laboral.
Los emojis son más complejos de utilizar en determinadas circunstancias de lo que puede parecer en un principio. Al tratarse de unidades mínimas de información, es muy fácil que se preste a malos entendidos.
Según una encuesta en la que se consultaron a más de 2.000 jóvenes de entre 16 y 29, existen determinados emojis que hacen “parecer viejo” a quienes lo utilizan, cuando no, pasivo-agresivo.
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