Los 33 países latinoamericanos que comienzan sus disertaciones este martes ante la 77ª Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con los presidentes de Brasil, Honduras, Guatemala, El Salvador y Chile ante el foro de naciones, llegan -como el resto de países- en momentos de turbulencia económica y desigualdad.
Por VOA
La elevada inflación ha tocado picos históricos en más de 40 años en potencias económicas como Estados Unidos -con el registro en junio de hasta el 9,1% de inflación– ha sido un golpe en el bolsillo de los latinoamericanos que arrastran todavía una lenta recuperación post pandemia.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su informe más reciente, ha dicho que la región afronta “un escenario de bajo crecimiento y aceleración inflacionaria que presenta la economía global” que, aunado a un menor crecimiento del comercio “y el endurecimiento de las condiciones financieras globales, afectarán negativamente a los países de la región”.
La economía crecerá un promedio regional del 2,7%, según el? ‘Estudio Económico de América Latina y el Caribe: Dinámicas y desafíos para impu?lsar la recuperación sostenible e inclusiva‘, crecimiento que estaría muy por debajo del efecto rebote que experimentó la región en 2021 luego de la reapertura posterior al cierre por la pandemia de COVID-19 durante 2020.
“En un contexto de múltiples objetivos y crecientes restricciones se requiere una coordinación de políticas macroeconómicas que apoyen la aceleración del crecimiento, la inversión, la reducción de la pobreza y la desigualdad, a la vez que enfrentan la dinámica inflacionaria”, declaró Mario Cimoli, secretario ejecutivo interino de la CEPAL, al presentar el informe a finales de agosto.
Insostenible negación al cambio climático
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió recientemente que esta Asamblea General “se reúne en un momento de gran peligro” porque “las brechas geoestratégicas son las más amplias desde al menos la Guerra Fría”, lo que dificulta dar una respuesta a los “dramáticos desafíos que enfrentamos”.
El titular del máximo organismo del consenso global ha dicho que este es un contexto que está marcado por los efectos del cambio climático, que ha desatado olas migratorias, ha profundizado la pobreza en amplias regiones del mundo y más peligroso aún ampliado la desigualdad.
“Nuestro mundo está arruinado por la guerra, azotado por el caos climático, marcado por el odio y avergonzado por la pobreza, el hambre y la desigualdad (…) la crisis del costo de la vida está golpeando más duramente a las personas y comunidades más pobres, con efectos dramáticos”, opinó recientemente Guterres en rueda de prensa.
Guterres ha manifestado su preocupación acerca de que los países en desarrollo carecen de espacio fiscal “y no tienen acceso a los recursos financieros necesarios para recuperarse de la pandemia de COVID-19 y proteger a su gente del impacto devastador del cambio climático”.
En este contexto llegan las naciones latinoamericanas al encuentro de presidentes, delegaciones gubernamentales y de la sociedad civil, que este año se reúnen en Nueva York bajo el título: ‘Un momento decisivo: soluciones transformadoras para desafíos entrelazados’.
Una desigualdad transversal en la región
Un estudio realizado por los investigadores Germán Alarco Tosoni y César Castillo de la Universidad del Pacífico, en Perú, refleja cómo se han profundizado las brechas de desigualdad en el subcotinente americano al medir varios indicadores desde la década de 1980 hasta la llegada de la pandemia.
Se entiende la desigualdad como el efecto de la distribución de la riqueza del país, en polos opuestos: una pequeña minoría acumula más y más riqueza y recursos, mientras amplias franjas se van quedando rezagadas. También cuando el costo de vida se eleva y los salarios son insuficientes para el suplir las necesidades básicas que se van acumulado en el tiempo con un efecto “devastador”, según los expertos.
“La elevada desigualdad tiene impactos económicos, sociales y políticos negativos, hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) afirma que en lo económico genera un crecimiento más bajo y menos sostenible en el largo plazo”, explica el informe publicado en la red de global de bibliotecas SciELO.
Los investigadores sostienen que una “elevada desigualdad” tiende a promover la formación de “burbujas en los precios de los activos, en la medida que el crecimiento en la demanda se impulsa más por el crédito al consumo que por los sueldos y salarios”.
Los académicos de la Universidad del Pacífico creen que “la elevada desigualad en la riqueza y los ingresos” es una tendencia global con implicaciones que pueden repercutir hasta una década hacia adelante, y que en Latinoamérica se agudizan “compartiendo esta característica con el cambio climático, la degradación del ambiente y el envejecimiento poblacional.
Mirada analítica desde Washington
La exdirectora del Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson Center en Washington DC, Cynthia Arnson, comentó a la Voz de América que la región latinoamericana llega a la Asamblea General en situación similar al resto de mercados emergentes del planeta con economías bajo una fuerte presión inflacionaria, no vista en los últimos 25 años.
“Los precios de la canasta básica están en alza, afectando a los pobres especialmente y a la seguridad alimentaria de decenas de millones de personas. La inflación junto con el incremento de las tasas de interés ya afecta la deuda pública”, explica la experta.