Los venezolanos han demostrado tener talentos en diferentes áreas y son muchos los artistas independientes que buscan hacer de su carrera, próspera, tanto en el país como fuera de él.
lapatilla.1eye.us | Katerín García
Vamos a presentar a cuatro venezolanos, cada uno en diferentes países, quienes nos expusieron, más allá de su trabajo artístico, lo que representa ser migrante y lograr captar los sentidos de los locales; así como el quedarse en el país y no desmayar; todos con el objetivo de cumplir sus sueños.
Estos ejemplos de perseverancia, se encuentran en Estados Unidos, Colombia, Panamá y Venezuela; lo que nos permite obtener una visión más amplia en cuanto a sus experiencias y puntos de encuentro.
Hacer música va más allá de solo interpretarla, existe un proceso creativo, que siempre busca algo, bien sea concientizar, divertir, enseñar, o solo relatar y más cuando los propios intérpretes son quienes escriben y producen su música, tanto visual como auditivamente.
Tal como en muchas profesiones, estos migrantes llamados, Carlos Acuña – Dreslok; David Williams – Deivi Williams; Carlos Palacci y Jair Blanco, dejan en claro que son integrales, es decir, escriben, producen, diseñan, cantan y hasta bailan (algunas veces), actividades que no han dejado de lado, a pesar de las responsabilidades diarias.
Carlos Acuña (Dreslok), Estados Unidos
Hotelero de profesión, artista por pasión y contratista de oficio, vive en Atlanta, EEUU, tras dar tumbos por diferentes partes del mundo como lo fueron Inglaterra, Roma y Francia, luego de salir de Venezuela en diferentes oportunidades e incluso dejar de hacer música durante un periodo de tiempo. Los restaurantes, hoteles, discotecas y emprendimientos fueron su sustento, incluyendo en la lista a Argentina, donde retoma la música, pero debido a la inflación y problemas sociales en ese país, partió a Norteamérica.
Ya estando en Estados Unidos, Carlos, una vez más desde cero, comienza el proceso de adaptación y aprendizaje, lo que hoy en día se ha convertido en una de sus mejores decisiones en el ámbito personal y un impulso en el artístico.
Con respecto a su carrera, luego de establecerse, logró armar en su casa un home studio de uso personal, para con el paso del tiempo entender que no en todos los lugares aceptan la música caribeña. “Acá la movida es muy de Trap, Hip-Hop y comencé a cantar en bares, aunque ha sido un poco difícil porque acá no aceptan mucho lo latino”, explicó. Sin embargo, gracias a tantas vueltas por el mundo logró lanzar un álbum, con colaboración de otros artistas de Brasil, Colombia, Florida, Venezuela y hasta un video que unió talentos y locaciones de Atlanta e Inglaterra.
David Williams (Deivi Williams), Venezuela
Deivi, decidió apostar por su carrera en Venezuela, dedicándose exclusivamente a las artes audiovisuales, para así robustecerse como artista y no ser estafado por productores, como en algún momento le ocurrió; mientras sostenía la “situación país” que rodea a cada familia residente en el territorio nacional.
Particularmente Williams, nos relató que sus producciones, mayormente, son para crear conciencia, lo que trabaja desde los 13 años de edad. En sus 20 años de carrera, nunca pensó en migrar del país y ve como una oportunidad el poder darle arte a pesar de las dificultades y asegura que la preparación integral en el mundo del espectáculo/entretenimiento, lo es todo.
Actualmente, su trayectoria lo llevó a realizar, una producción extendida, en el que expone la violencia de género y el maltrato infantil, siendo un tema poco explotado, musicalmente; Con esto Deivi, da pie a la creación de contenido real, a pesar de ser algo poco consumido.
Carlos Palacci, Panamá
Palacci, siendo más incursionado en el mundo del espectáculo desde sus inicios musicales en Carúpano, estado Sucre, pasando por la Orquesta Sinfónica, Teatro y una serie de agrupaciones corales, obtuvo una gran cantidad de reconocimientos, como en el Festival de la Canción Latinoamericana en California; Premios Pepsi Music e incluso logró llegar al Latín American Idol; estuvo en Venezuela hasta el 2015.
“Me vine en avión, Antes de que exigieran visas para los turistas venezolanos. No conocía Panamá y por ende fue toda una travesía. Llegué los primeros 3 meses casa de una amiga y luego alquilé para tener privacidad. Por suerte el apartamento que alquilé tenía un piano de donde nacen varias canciones que hoy en día tengo”, manifestó.
Con su llegada a Pamaná, en busca del futuro que no logró visualizar en su país y a pesar de llegar en el peor momento migratorio en esas tierras, nos contó que la recepción por parte de los locales, en su caso, fue positiva, al punto de animar eventos diplomáticos, lo que lo ha posicionado como un “embajador artístico” dedicándose a la música pop, tal como él refiere. Pero, nos relató que el iniciarse en ese país, fue sumamente difícil, ya que fue recurrir a sus inicios en Venezuela, cantando en cumpleaños y restaurantes; algo que con el paso de los años ha logrado escalar.
Jair Blanco, Colombia
En este caso, la migración se da gracias a oportunidades laborales, con 22 años y oriundo de Caracas, ya firmó un contrato con Sony Music Latinoamérica y tiene menos de un año en Colombia, gracias a sus composiciones, entre las cuales resalta un Record Report en la radio de Venezuela en el 2020.
Blanco, con 15 años de experiencia, expresó, “me gusta escribir baladas, siento que lo urbano es un mercado saturado. Las baladas están agarrando full auge, sobre todo las baladas pop, aunque me encanta en reggaetón”.
También, manifestó que los colombianos, son sumamente receptivos con el talento venezolano; sin embargo, considera que “es fuerte, porque hay mucho talento y hay que resaltar. Debemos ser los mejores”, dijo.