El nombre de Pablo Escobar es uno de los más sonados entre el narcotráfico internacional. Numerosas series, películas o documentales se han rodado acerca del fundador y máximo líder del Cartel de Medellín, quizás el mayor grupo narcotraficante de la historia. Hasta su muerte en 1993, el capo de la droga controlaba la mayor parte de la producción mundial y su historia le llevó a ser condenado no solo por narcotráfico, sino también por lavado de dinero, asesinato o terrorismo, entre otros.
Por La Razón
Hay un sinfín de palabras para hablar del hombre más poderoso de la mafia colombiana y su imperio criminal, incluso hasta llegar a mitos y leyendas sobre estos. Pero una de las curiosidades a lo largo de su vida fue cuando intentó secuestrar a Michael Jackson, el “Rey del Pop”. Una operación minuciosa y que estuvo cerca de llevarse a cabo.
El cantante se encontraba en su mejor momento en la década de los 90. Su círculo social estaba formado por celebridades y personas famosas a nivel mundial. Era querido por todo el mundo, e incluso, llegó a entrar a la Casa Blanca para reunirse con el entonces presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush. Su hijo Juan Pablo, en una entrevista para TN Argentina, confesó que un día, le pidió a su padre traer a la eminencia musical, quien era su ídolo.
“Esto surge a partir de que yo, cansado de ver a los mismos artistas en la Hacienda Nápoles, le digo que por qué no traíamos a alguien de talla internacional y él me acepta. Yo le sugiero a Michael Jackson como posible personaje”, declaró el descendiente del narcotraficante. Y es que no solo él era fanático de su música y admiraba al artista, sino también toda su familia, lo que hacía que pareciera más fácil que tuviera lugar el secuestro. “Yo era fanático y a mi padre también le gustaba. Le pareció buena la idea”, contó, tras publicitar su libro “Pablo Escobar in Fraganti”, en el año 2016.
Frente a lo costo que sería llevar a Michael Jackson hasta la hacienda desde Estados Unidos, de una extensión territorial de más de 3.000 hectáreas y que normalmente la utilizaba Escobar para realizar shows privados, el dinero no era ningún problema. Juan Pablo ya le había pedido a Frank Sinatra, así como dejar de traer artistas locales a la edificación y empezar a traer internacionales.
Un giro dramático de los acontecimientos que anuló el plan
“No se sabía el costo de un concierto privado, pero después con su mente maquiavélica inclinada hacia el mal, pues me decía ‘sí, yo lo voy a invitar. Quería traerlo, pagarle para que cante, y después, que él le pague para dejarlo salir de donde él había llegado a cantar”, añadió al medio argentino.
Pero la idea no solo era escuchar sus canciones, sino después del show, secuestrar a Michael Jackson. El secuestro del “Rey del Pop” supondría pedir una recompensa de 60 millones de dólares, hacer un show mediático y que su nombre sonará más allá del continente, hasta puntos donde no se le conocía. Una idea genial, ideal y peligrosa, pero con un premio increíblemente suculento.
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