Es difícil recomponer las cosas tras el paso de un terremoto. Los grandes pilares que sustentan los edificios quedan tremendamente débiles o directamente ya no existen. Y es así cómo se encuentra ahora el Reino Unido. El paso de Boris Johnson por Downing Street ha supuesto un auténtico terremoto.
Por La Razón
Su continua deshonestidad, transgresión de las reglas y una despreocupación por las funciones de Gobierno plantean ahora la difícil tarea de reconstrucción. No sólo hay que recuperar la confianza de un electorado, sino también la imagen misma de un país tremendamente cuestionado después de que su mandatario estuviera dispuesto a violar unilateralmente los tratados internacionales que firmó tras un histórico referéndum, impulsado egoístamente por las tensiones internas de su partido político. Ni siquiera el Brexit, la gran herencia que ha dejado la ambición rubia, está zanjado porque aunque los británicos han abandonado ya el bloque, Londres y Bruselas siguen inmersos en negociaciones.
En definitiva, Johnson, el conservador que aprovechó su carisma para generar millones de votos, incluso entre los que nunca habían votado por su formación, deja al Reino Unido de la misma manera que lo gobernó: en el caos y en crisis política. Tras su dimisión el pasado jueves, se abren ahora unas primarias en el Partido Conservador. Se espera que para septiembre se conozca el nombre del nuevo líder que automáticamente se mudará a Downing Street sin necesidad de pasar por las urnas. Pero no son pocos los frentes abiertos a los que deberá enfrentarse el nuevo primer ministro.
Sin duda alguna, lo que marcará las primarias conservadoras será la difícil situación económica, que ya está bajo la presión de una tasa de inflación que en mayo alcanzó un máximo de 40 años hasta el 9,1% interanual. El Banco Central cree que incluso superará el 11% a finales de este año.
Una de las razones que esgrimió el exministro de Finanzas, Rishi Sunak, para dimitir el pasado martes tuvo que ver, precisamente, con que su enfoque para administrar la economía era “muy diferente” al de Johnson. En efecto, mientras el premier llevaba meses presionado por más recortes de impuestos, la prioridad a corto plazo de Sunak es aliviar la carga de la deuda, que supera ya los 2,4 billones de dólares y podría más que triplicarse a casi el 320% del PIB en 50 años si los futuros gobiernos no endurecen su política fiscal.
Sunak, uno de los primeros en presentar su candidatura para ser el próximo líder, advierte a los conservadores que no crean en las promesas de “cuento de hadas” de sus rivales sobre mayores gastos y menores impuestos. “Alguien tiene que aprovechar este momento y tomar las decisiones correctas”, asegura.
Al cierre de esta edición ya se habían presentado nueve aspirantes y se da por hecho que esta semana la lista aumentará con la candidatura de otro peso pesado, Liz Truss, responsable de Exteriores, que promete bajar impuestos distanciándose así de Sunak.
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