Con dos nuevos títulos en sus vitrinas, la Supercopa de España y la Liga Endesa, y el amargo sabor de las finales perdidas por la mínima en la Copa del Rey y la Euroliga, el Real Madrid puso este domingo fin a una de sus temporadas más difíciles, en la que ha tenido que afrontar problemas de toda índole, aunque acabó con la alegría que supone añadir un nuevo título liguero a su palmarés.
A las numerosas bajas que han mermado sensiblemente a la plantilla durante toda la temporada, que afectaron especialmente la posición de base, el equipo blanco ha sumado un buen puñado de ausencias por covid y hasta su entrenador, Pablo Laso, sufrió un infarto tras uno de los partidos de semifinales que le ha impedido sentarse en el banquillo a partir de ese día.
Los problemas no pararon ahí. El equipo no pudo contar este año con Jaycee Carroll, el extranjero con más partidos en la historia del Real Madrid. Durante toda la temporada se esperó su regreso y, de hecho, el club no borró su fotografía del roster de la plantilla hasta mayo, semanas antes de brindarle un merecido homenaje ante su afición.
Y también se enfrentó a situaciones de indisciplina. Pablo Laso decidió apartar a Thomas Heurtel, uno de los grandes fichajes de este año, y Trey Thompkins el 31 de marzo y desde entonces se han limitado a entrenar con sus compañeros y no han vuelto a jugar a excepción de los tres minutos que le dio el técnico al base francés cuando el segundo partido de la semifinal contra Bitci Baskonia ya estaba decidido, una medida que muchos consideraron un castigo.
La ausencia de Heurtel en la parte decisiva de la temporada se une a las lesiones del resto de directores de juego del equipo. Carlos Alocén se rompió a mediados de febrero el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda y ya no se le espera hasta finales de año.
Además, Nigel Williams-Goss puso fin a su primer año en el equipo en la semifinal de la Fase Final de la Euroliga al dañarse un tobillo y Sergio Llull y Alberto Abalde se han perdido algunos de los últimos compromisos ligueros por sus problemas musculares.
Ante semejante panorama, Laso tiró de un Adam Hanga que cumplió con creces en la posición de ‘uno’ y le dio más minutos al joven Juan Nuñez, una de las grandes joyas de su cantera. Haciendo encaje de bolillos en la pizarra, los blancos despacharon por la vía rápida al Baskonia en semifinales (3-0) y se han mostrado superiores al Barça en la final de la ACB.
Pocos confiaban en que el equipo blanco fuese capaz de llegar a una nueva final de la Euroliga (la perdieron frente al Anadolu Efes por 57-58) y que le arrebatasen la Liga a un Barça que, desde la llegada de Sarunas Jasikevicius, le había tomado la medida cuando la plantilla madridista se vio sumida en una crisis de juego y resultados a principios de 2022 y que encendió las alarmas en la entidad blanca.
Por todo lo acontecido esta temporada, la sexta Liga con Pablo Laso a los mandos tras desactivar a un eterno rival que contaba con el factor cancha a favor, sabe a gloria a un Real Madrid que ya trabaja en la confección de un equipo de garantías para seguir reeditando sus éxitos a partir de septiembre.
EFE