Jack Nicholson, Heath Ledger, Jared Leto y Joaquin Phoenix no fueron los únicos Joker. Pocos saben que en 2009 existió uno llamado Christopher Lanum, que, a diferencia del cuarteto, sí clavó el cuchillo.
Por: Clarín
Esta persona, que nunca supo que sería conocida en los medios como “el soldado Joker”, fue noticia hace más de una década por haberse disfrazado de su personaje favorito en plena actividad militar y cometido un delito que podría haber terminado mucho peor de lo que terminó.
Éste, a diferencia del Arthur Fleck del universo de Batman, no mató a nadie. Solo lo intentó.
I: Joker soldado
Un domingo como cualquier otro, Lanum, quizás envalentonado por el disfraz del Joker que llevaba puesto, discutió acaloradamente con su compañero de habitación del Fort Eustis, una instalación del Ejército de los Estados Unidos en Newport News, Virginia.
La escena se fue cociendo como una tragedia shakesperiana. Empezó con un intercambio verbal entre el disfrazado y su colega y terminó con Lanum apuñalándolo y disparándole con una pistola paralizante.
Tras el ataque, el “soldado Joker” se contactó con su novia, Ann Marie Montowski, y, al mejor estilo Bonnie and Clyde, el dúo huyó en su camioneta. Dentro del vehículo, vale aclarar, había una escopeta.
II: Persecución en Shenandoah
Todo iba bien hasta que los enamorados llegaron al Parque Nacional Shenandoah, un enorme espacio ubicado a más de 300 kilómetros del Fort Eustis.
En Shenandoah, esta suerte de Bonnie and Clyde -o de Fleck y Harley Quinn, ya no se sabe bien- fue divisada por un guardaparques que, ni bien comprendió que era lo que estaba pasando, llamó a la policía.
Casi como sucede en cualquier película del universo cinematográfico de DC Cómics, los agentes alcanzaron a los fugitivos y les pidieron que se detuvieran. Lanum, el chofer, no hizo caso.
Pero estos representantes de la ley no eran monigotes fácilmente vencibles como los que suelen aparecer en los films. Elipsis mediante, se puede afirmar que el vehículo de la pareja se estrelló ya que el conductor no vio las decenas de púas que la policía había arrojado a la calle, justo delante de él.
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