La terrible historia de la orangutana Pony: la vestían de mujer para ser prostituida

La terrible historia de la orangutana Pony: la vestían de mujer para ser prostituida

Cortesía

 

Encadenada a una cama, afeitada diariamente y forzada a tener relaciones sexuales con hombres, así vivió una orangutana de Kereng Pangi, Indonesia, durante años. El primate, llamado Pony, fue capturado y “tratado como una prostituta” por su secuestrador.

Por: Clarín





Los clientes se acercaban y por un par de monedas podían abusar sexualmente de la orangutana. Se trataba en su mayoría de trabajadores agrícolas que, procedentes de las zonas de campo colindantes, solicitaban la compañía de Pony. Pese a que habían mujeres que también eran esclavizadas sexualmente en ese lugar, los hombres preferían al animal.

Pony fue separada de su madre al nacer y, al ser un animal muy grande, siempre estaba encadenada en el prostíbulo. De sus cuidados se encargaban varias mujeres, ya que el animal le temía a los hombres.

El abuso enfermizo se produjo durante años hasta que finalmente fue liberada en 2005. Los miembros Fundación de Supervivencia del Orangután de Borneo, que se encargaron de su rescate, descubrieron que el cuerpo de Pony había sido afeitado y que estaba cubierta de dolorosas mordidas, encadenada a una cama y sometida a continuas violaciones.

A la orangutana Pony le pintaban los labios. Era prostituta. Era violada día a día en una aldea de Indonesia. Ya pasaron más de 15 años desde su rescate. Un momento crucial. Se necesitó que intervinieran las fuerzas militares para liberarla. Su dueño se oponía porque era su medio de subsistencia. El pueblo donde estaba también, porque decían que le traía suerte. Ella tenía unos siete años de edad en el momento en que fue rescatada. El equivalente -teniendo en cuenta que viven una media de 50 años- de tener entre 13 y 14 años.

“Nadie sabía cuánto tiempo había estado allí Pony. La dueña de la casa se negó firmemente a renunciar a la orangutana. Para ella, era una máquina de dinero en efectivo y una fuente de suerte. No fue un esfuerzo fácil liberar a Pony de este lugar terrible; cualquiera que tratara de hacerlo se enfrentaba a un ejército de pobladores de la zona que estaban armados con cuchillos, dispuestos a luchar por el dueño de casa”, recuerdan desde la organización que actuó, The Borneo Orangutan Survival Foundation (BOS), según cuentan medios españoles. “Su cuerpo estaba cubierto de picaduras de mosquitos. No podía dejar de rascarse y su piel tenía múltiples infecciones”. Había sufrido toda su vida.

La liberaron en 2005 en un santuario animal, una isla más pequeña, en plan de rehabilitación, la de Bangamat. Pero fue un total fracaso. Desafortunadamente, ella no estaba preparada para esta etapa avanzada del proceso de aprendizaje. Pony no estaba acostumbrada a los árboles. Ella prefirió quedarse en el suelo. Cuando tenía hambre, esperaba a que los técnicos le diesen su comida sin tener que tratar de alimentarse por sí misma. A diferencia de otros orangutanes, ella nunca exploró la isla. Su viaje se limitó a cruzar un pequeño río entre las islas para ir al campamento de los técnicos y pedir comida. Tuvo que regresar al refugio. A seguir adaptándose. Decidieron ir más lento. La orangután prostituida necesitaba tiempo.

Actualmente, Pony vive en la Fundación Bos, ubicada en Borneo, una isla en Asia, y ya tiene aproximadamente 15 años. Pero adquirir un nuevo estilo de vida no fue fácil para ella, ya que el maltrato animal al que fue sometida dejó sus huellas. “En el refugio, cuando un hombre se acercaba, se iba a una esquina y se orinaba encima. Les tenía pánico”, dijo Karmale, presidente de la ONG International Animal Rescue, según El Mundo.

También tenía lesiones físicas. Su pelaje tardó en crecer, pues había sido rasurada casi todos los días. Además, debido a que su cuerpo no estaba protegido naturalmente, tenía picaduras de mosquitos y muchas lesiones en la piel.

Aunque señalan que nunca podrá ser liberada y reintegrada en su hábitat por la edad temprana a la que fue separada de su madre, Pony se encuentra plenamente sana y adquirió un estilo de vida similar al de otros orangutanes cuidados en cautiverio. Además, la Isla de Borneo se se asemeja a su hábitat natural y vive junto a otros animales de su misma especie.

“Conocí a Pony poco después de que fue rescatada. Su resistencia es asombrosa. A pesar del trauma, ella mantuvo una dignidad y sentido del humor. Tenía la mejor personalidad y aprendió a confiar muy rápidamente, a pesar de lo que había pasado ”, dijo la ex maestra Michelle Desilets que comenzó a trabajar como voluntaria cuidando orangutanes huérfanos en Borneo en 1994, según el medio La República.

Se cree que alrededor de 1.000 orangutanes en Indonesia son asesinados cada año para que sus bebés puedan venderse en el mercado negro. Por cada bebé de orangután vendido, se cree que al menos otros cuatro mueren.