La ley de la eutanasia en Bélgica cumple este sábado veinte años, dos décadas en las que la normativa se ha adaptado para permitir que también los menores puedan recurrir a la muerte asistida y que ha ayudado a morir con dignidad a unos 27.000 enfermos.
Jacqueline Herremans, presidenta de la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente y miembro de la Comisión Federal de Evaluación y de Control de la Ley sobre la Eutanasia, explica a Efe que el balance de esta legislación es, en conjunto, “satisfactorio”.
Por un lado, con la ley se ha pasado de una medicina “paternalista” a otra en la que se respeta la voluntad del paciente, que es quien “toma la iniciativa”, explica.
Además, gracias a la despenalización de la eutanasia se ha producido “la humanización de la muerte, o más exactamente del derecho de morir” (…) se ha pasado de la muerte solitaria a la muerte solidaria (…) el médico acepta prestar ese último cuidado y los allegados están acompañando al enfermo hasta su último momento”, añade.
Herremans asegura que, dos décadas después, se percibe que “tanto en la sociedad como en el mundo político existe una gran aceptación” de la eutanasia, algo que contrasta con la época previa a la aprobación de la ley y los primeros años de su aplicación.
Como ejemplo, explica que en los debates en televisión y otros medios a los que ha asistido estos días con motivo del aniversario de la ley, por primera vez no se ha tenido que enfrentarse a ningún “oponente”.
EUTANASIA PARA ADULTOS Y MENORES
Bélgica fue uno de los primeros países en regular la muerte asistida, junto con Países Bajos (que la aprobó en 2001) y Suiza.
La Ley sobre la Eutanasia en adultos establece condiciones estrictas para poder recurrir a ella: debe tratarse de una petición voluntaria, meditada y reiterada, que proceda de un paciente “capaz y consciente” y en caso de que se encuentre inconsciente, debe haber realizado una petición anticipada.
Además, la persona que la solicite debe padecer un sufrimiento físico o psíquico insoportable, resultado de una afección incurable y grave, sea una enfermedad o consecuencia de un accidente.
Por otra parte, al menos dos médicos diferentes deben acreditar el estado del paciente e incluso tres en ciertos casos.
En 2014 Bélgica modificó la ley para extender su aplicación a niños y adolescentes, convirtiéndose en el segundo país, después de Países Bajos, que despenalizó la eutanasia para menores.
La primera condición que se exige en esos supuestos es la capacidad de discernimiento del niño o adolescente.
La normativa prevé que puedan optar a la eutanasia en supuestos muy restringidos, cuando padezcan un “sufrimiento físico insoportable y su muerte a corto plazo sea inevitable”.
En el caso de la eutanasia a menores, se establece que deben contar además con el acuerdo de sus padres o tutores y se debe realizar siempre una evaluación psicológica.
CIFRAS
Según los datos publicados el pasado marzo por la Comisión Federal de Control y Evaluación de la Eutanasia, 2.699 personas fueron asistidas para terminar con su vida en 2021, un aumento del 10,39 % con respecto al año precedente.
Por edades, el 67,8 % tenía más de 70 años y el 40,2 % más de 80 años.
En 2021, las enfermedades que originaron las peticiones fueron en primer lugar distintos tipos de cáncer (62,8 % de los casos), seguidas de la combinación de distintas patologías susceptibles de llevar a un fallo orgánico (17,7 %).
Las solicitudes de eutanasia fueron más frecuentes entre la población de la región de Flandes (74,3 % de las solicitudes) que entre los francófonos (25,7 %).
DEBATE
En los últimos años ha surgido en Bélgica el debate en torno a la necesidad de hacer cambios en la llamada “declaración anticipada”, con vistas a facilitar la solicitud de la eutanasia en ciertos supuestos, por ejemplo en el caso de las personas que sufren de una demencia progresiva, incluidos los enfermos de Alzheimer.
Un grupo de asociaciones, como el Centro de Acción Secular y la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, considera que es necesario dar una solución a los pacientes con deterioro cognitivo.
Las organizaciones explican que en Bélgica, unas 200.000 personas padecen una demencia progresiva, incluidas 140.000 que sufren de Alzheimer y que es probable que estas cifras aumenten a medida que la población envejezca.
La normativa actual, argumentan, alienta a algunos a precipitar su solicitud de eutanasia mientras son personas conscientes, al temer que si lo hacen con posterioridad “sea demasiado tarde”.
“Se privan así de algunos meses o incluso algunos años de vida”, consideran.
Jacqueline Herremans, presidenta de la Asociación por el derecho a morir dignamente, explicó a Efe que aunque el debate también ha llegado al ámbito político, no espera que la cuestión se resuelva en la presente legislatura.
EFE