En un denso bosque de bambú, en China, diez pequeños drones del tamaño de la palma de una mano aparecen de repente en medio de un zumbido.
Vuelan uno al lado del otro en la misma dirección, hacia un objetivo a unas decenas de metros de distancia, sorteando ramas, terraplenes y otros obstáculos. Y también pasan por los estrechos espacios entre los tallos de bambú.
Todo ello de forma totalmente autónoma, coordinada y sobre terrenos que descubren en tiempo real.
El experimento, realizado por científicos de la Universidad de Zhejiang, parece una escena de ciencia ficción. Su estudio, publicado este miércoles en la revista Science Robotics, comienza citando películas como “Star Wars”, “Prometheus” o “Blade Runner 2049”.
“La capacidad de navegación y de coordinación de enjambres de drones en estas películas ha inspirado a muchos investigadores. Aquí estamos dando un paso hacia ese futuro”, escribieron los autores de este trabajo.
Estos aparatos, especialmente diseñados para el experimento, están equipados con una cámara estéreo, sensores y una computadora. Se ha desarrollado un algoritmo específico.
Ya se probaron enjambres de drones en el pasado, pero solo en ambientes abiertos o con posiciones de obstáculos conocidas de antemano, explicó a la AFP Enrica Soria, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, Suiza, quien trabaja en el tema desde hace varios años.
“Esta es la primera vez que un enjambre de drones ha volado con éxito al aire libre en un entorno no estructurado, en la naturaleza”, dijo, calificando la experiencia de “impresionante”.
Estos pequeños robots voladores “pueden determinar su entorno por sí mismos, mapearlo y luego planificar su trayectoria”, precisó.
– Operaciones de socorro –
Las aplicaciones para estos sorprendentes aparatos son múltiples.
Dado que estos drones no se apoyan en ninguna infraestructura externa (como GPS), los enjambres podrían usarse tras desastres naturales. Por ejemplo, después de un terremoto, para identificar los daños y dónde enviar ayuda. O en un edificio deteriorado donde los humanos no pueden ingresar sin pasar peligro.
Aunque ya es posible utilizar drones individuales en tales escenarios, tienen tiempos de autonomía de vuelo muy limitados, por lo que la intervención de enjambres ahorraría un tiempo considerable.
Otra posibilidad: transportar objetos pesados que no pueden ser levantados por una sola máquina.
¿Qué pasa con las aplicaciones militares? Los drones ya son ampliamente utilizados por el ejército, y el Pentágono – Departamento de Defensa de Estados Unidos- ha expresado reiteradamente su interés en tales enjambres, que también está probando por su cuenta.
“La investigación militar no se comparte con el resto del mundo”, señaló Soria. “Así que es difícil saber en qué etapa de desarrollo se encuentran”, aclaró.
¿Podrían los militares utilizar los algoritmos desarrollados por los investigadores? “Es parte de los aspectos buenos y malos de tener ciencia en acceso abierto”, comentó con modestia.
– Bandadas de pájaros –
Los científicos chinos han llevado a cabo varios experimentos, incluido un vuelo a través del bosque de bambú. En otro, los drones se vieron obligados a permanecer en formación.
En cambio, una tercera prueba los hizo volar en direcciones convergentes, con un humano caminando en el medio del área, para demostrar su capacidad para evitarse unos a otros o a una persona en movimiento.
“Nuestro trabajo se inspiró en las aves, que vuelan suavemente en bandadas, incluso a través de densos bosques”, señaló Xin Zhou, a la cabeza del estudio, en una publicación de blog. En cambio, se ha evitado el modelo de los insectos, con sus movimientos bruscos.
El desafío era conciliar premisas contrarias: dispositivos pequeños y livianos, pero capacidades informáticas de alto rendimiento y una trayectoria segura, sin agregar tiempo de vuelo.
¿Cuándo serán usados ampliamente estos enjambres?
“No estamos tan lejos”, aseguró Soria. Es necesario hacer más pruebas en entornos ultradinámicos, imitando, por ejemplo, las ciudades, donde los vehículos y los transeúntes se atropellan. También habrá que aprobar reglamentos, lo que lleva tiempo.
Pero según ella, “en los próximos años podremos tener sistemas muy fiables”.
AFP