La ingeniosa maniobra de distracción con drones que permitió a Ucrania hundir al Moskva y humillar a Rusia

La ingeniosa maniobra de distracción con drones que permitió a Ucrania hundir al Moskva y humillar a Rusia

Moskva, el buque insignia de la Marina rusa, seriamente dañado.

 

Varios factores se sumaron para que el Moskva -el orgullo naval de Rusia- sucumbiera a los misiles ucranianos y reposara sobre el lecho del Mar Negro de forma inesperada para la mayoría de los expertos militares. El 14 de abril, hace siete días, el Ministerio de Defensa del Kremlin reconocía el hundimiento de su nave insignia pero no admitía que había sido atacado por las fuerzas de Ucrania. Su narración hablaba -aún hoy- de un incendio no controlado que derivó en la evacuación del buque destruido.

Por Infobae

Por su parte, Ucrania informó que dos misiles Neptune habían sido los responsables de golpear al crucero ruso a 60 millas náuticas de la costa de Odessa, en el sur del país. El Neptune es un misil antibuque desarrollado por Ucrania y basado en un diseño soviético anterior, el KH-35. Los lanzadores están montados en camiones estacionados cerca de la costa y, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington, los misiles pueden alcanzar objetivos a una distancia de hasta 280 kilómetros.

Su hundimiento sorprendió al planeta y, sobre todo, a aquellos especialistas navales que no veían un evento semejante en el mar desde el ataque que terminó con el crucero General Belgrano de la Armada Argentina durante la guerra de las Malvinas en 1982. El Moskva tiene una tecnología sorprendente que de nada le sirvió en esta oportunidad por las maniobras y los engaños de los ucranianos. El buque ruso estaba repleto de sensores, inhibidores de radio y cañones para repeler y defenderse de cualquier tipo de ataque. Posee baterías de misiles S-300F y OSA-MA y cañones AK-630 Gatling. Esto lo protege de ataques de largo y corto alcance. Entonces, ¿qué pudo fallar?

 

Infobae

 

Los Neptune son difíciles de rastrear por los radares. Sobre todo porque vuelan a baja altura, casi pegados sobre el mar. Sumado a la curvatura de la tierra, el oleaje, la lluvia o hasta la niebla, se convierten en “fantasmas” del mar. Pero eso no debería ser suficiente para sorprender a una nave de la envergadura del Moskva. Sobre todo porque su velocidad no es la mejor: es por debajo de la velocidad del sonido. Los estrategas ucranianos comenzaron entonces a pensar cómo hacer para que este tipo de misiles impacte en un barco que tenía tantas defensas y que se presentaba, a simple vista, como impenetrable.

“El éxito del ataque parece haber sido ayudado por tácticas inteligentes”, señaló la revista The Economist en su última edición. Al parecer, minutos antes de que se produjera el ataque letal y definitivo, las fuerzas ucranianas provocaron una maniobra de desconcierto y engaño contra el objetivo. Los rusos “mordieron el anzuelo”. “Hicieron volar drones Bayraktar TB2 cerca del Moscova, dice un coronel de Kyiv, la capital de Ucrania”, informó el medio. “Estos drones, fabricados en Turquía, han sido eficaces contra los vehículos blindados y la artillería rusos. Por lo tanto, su presencia por encima del barco podría inquietar a los que están a bordo y distraer a los operadores de radar. El coronel, que pidió el anonimato, afirma que los drones desviaron la atención de la tripulación mientras recogían información sobre el objetivo de los misiles”.

La maniobra de distracción fue letal para el Moskva. Los rusos se detuvieron en los poderosos y muy útiles drones turcos y desatendieron el resto de los radares. La falta de experiencia quizás haya resultado clave para prever que otro ataque -mucho más sigiloso- estaba en marcha. Pero además, las aeronaves no tripuladas habrían servido para dar la ubicación exacta del objetivo. Esto, según The Economist, habría permitido que los radares de los misiles Neptune podrían haber permanecido apagados durante gran parte de su aproximación al barco. “Esto habría sido de gran ayuda. ‘Iluminar’ un buque de guerra con un radar de puntería hace saltar las alarmas. Según Pierre-Henri Chuet, antiguo piloto de caza de la marina francesa, los radares de los misiles podrían haber estado encendidos sólo durante los dos últimos minutos de un vuelo que duraba cinco veces más”.

Es decir: si los Neptune hubieran encendido sus radares para localizar su blanco desde el inicio de su lanzamiento estos hubieran sido repelidos por las capacidades de defensa del Moskva. Sin embargo, esta tarea de “iluminar” el buque estuvo a cargo de los drones que permitieron que la atención de la tripulación rusa se volcara sobre estos aparatos turcos.

“El hundimiento del Moskva también refleja las deficiencias rusas”, señala la publicación. “El buque de guerra parecía haber estado operando a sólo 60 millas náuticas de Odessa, con un apoyo limitado del resto de la flota, quizás porque Rusia subestimó la amenaza ucraniana. El diseño del buque también lo hacía vulnerable. Los 16 silos que contenían los misiles antibuque P-1000 Vulcan estaban especialmente expuestos. La metralla de un ataque de Neptune podría haber encendido el combustible de los cohetes o detonado una o más ojivas”.

Las tropas invasoras rusas en Ucrania parecen tener que aprender rápido de sus errores y falta de experiencia. Se refleja en los cientos de tanques que riegan la mayoría de las ciudades atacadas. Y también el Moskva, con la única diferencia que el agua no permite ver su destino final: el lecho del Mar Negro.

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