Seis días después de la toma de posesión del presidente de EE.UU. Joe Biden, la abogada de la Casa Blanca, Dana Remus, llamó a Ketanji Brown Jackson para ver si la jueza podría estar interesada en un nuevo trabajo: reemplazar a Merrick Garland en un poderoso tribunal federal de apelaciones.
Por CNN En Español
La nueva administración estaba preparada para dar prioridad a las vacantes judiciales y planeó impulsar listas de candidatos que enviarían un mensaje sobre cómo el presidente veía los tribunales. Las credenciales estelares eran esenciales, pero Biden también quería candidatos que aportaran una nueva diversidad profesional y demográfica a las cortes de todo el país dominados por hombres blancos. Buscó candidatos que hubieran trabajado como defensores públicos y abogados de derechos civiles, por ejemplo.
Ketanji Brown Jackson, que en ese entonces trabajaba en un tribunal federal de primera instancia en Washington, encajaba a la perfección. Tenía un currículum brillante que incluía títulos de Harvard y pasantías federales, pero su experiencia vivida estaba arraigada en el servicio público.
En el futuro se avecinaba la posibilidad de que el juez Stephen Breyer se retirara de la Corte Suprema, y la corte federal de apelaciones en Washington ha sido un trampolín para los candidatos a la corte superior.
Biden se había comprometido a hacer historia al nombrar a una mujer negra en la Corte Suprema. Un movimiento tan histórico destacaría a un grupo de mujeres candidatas potenciales que han superado las barreras para llegar a la cima de la profesión legal. Jackson, quien es negra y exempleada de Breyer, probablemente sería una de las principales candidatas para ese puesto. Un puesto en la corte de apelaciones serviría para prepararla más y mejorar su perfil.