El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) realizó al cierre del año pasado un estudio titulado: Violencia estructural en la familia en la crisis humanitaria de Venezuela.
Por Dexcy Guédez La Patilla
El estado Nueva Esparta formó parte de esa investigación y el documento final de resultados deja ver cómo la violencia estructural ha convertido a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en víctimas de delitos que, en muchos casos, terminan en muertes.
Hilda Mendoza, coordinadora del OVV Nueva Esparta, refirió que entre las formas de trabajo infantil y adolescente en la entidad, está la pesca artesanal, en la cual los menores se inician a edades muy tempranas, por la presión de la sobrevivencia y favorece la deserción escolar, adquiriendo rasgos de trabajo forzoso.
Subrayó que esa actuación de los padres o abuelos pescadores, está considerada como una forma de maltrato o violencia infantil.
Insistió en que en las comunidades costeras de la región insular, los niños y adolescentes se inician como pescadores con sus padres y abuelos, a fin de contribuir al sostenimiento de sus familias, cuya dieta alimentaria se fundamenta sobre todo en la sardina, por ser uno de los rubros más accesibles.
Igualmente participan en la venta o trueque de los productos del mar para ayudar al presupuesto doméstico.
“Por lo general, en las familias de las comunidades pesqueras de Nueva Esparta, hay una falta de interés en la educación formal, por considerarla poco eficaz para la supervivencia“, apuntó.
A ello se suman las deficiencias del sector educativo, por lo que los niños son formados en la pesca desde muy temprano, desertan del sistema escolar o no ingresan.
El equipo del OVV Nueva Esparta, enfatizó que todo eso se evidenció en las entrevistas realizadas para la investigación sobre violencia estructural.