El peligro estaba latente al igual que las lluvias, motivo por el cual los habitantes estuvieron advirtiendo lo que podía pasar. Poco a poco el terreno fue cediendo, al punto de llevarse consigo casas y parte de la vialidad. El riesgo en vez de disminuir, ha ido en aumento, y afecta a más de 300 familias en Ciudad Guayana.
Por Pableysa Ostos – LaPatilla
La ausencia de políticas públicas certeras para atender este problema, pone en riesgo el techo de centenares de familias que durante años han vivido en los sectores en los que se han formado las cárcavas.
Uno de los habitantes del sector Francisco Avendaño conocido como Los Alacranes en San Félix, relató con tristeza al equipo de La Patilla su temor ante la socavación del terreno. “Esto se está dando de forma rápida. Y el clima cada vez es más cambiante, las lluvias evidentemente hacen que la tierra se deslice con mayor rapidez y se vayan abriendo esos huecos”.
Su vivienda está a pocos metros de la cárcava y admite sentirse alarmado ante la posibilidad de perderlo todo. “Esa casa la compré y se fue transformando gracias a mi trabajo en la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) Alfredo Maneiro. Ya hoy en día estoy jubilado. Viven mis hijos, mis nietos, en esa casa. Claro que tenemos miedo de quedarnos sin nada. Y en este país, empezar de cero no es una opción, porque todo está muy caro. Por eso desde hace meses hemos estado haciendo el llamado a las autoridades para que tomen cartas en el asunto, pero seguimos sin respuestas”, agregó Avendaño.
“¿Qué estarán esperando? ¿Qué se derrumben más casas?”, se pregunta el vecino de Los Alacranes.
Dormir con temor
Rosa Pérez es otra afectada y relató que pasan noches de terror cuando está lloviendo. “No dormimos bien. Mi hija vive aquí con sus hijos, y cuando empieza a llover, solo queda rezar y estar atentos, porque en cualquier momento, la cárcava puede llevarse la casa”. La vivienda de su hija está ya a menos de 8 metros de la socavación.
Según estimaciones de la organización Gente Para Servir en Ciudad Guayana, hay más de 70 cárcavas. De esas, dos están activas dejando en riesgo a decenas de familias que durante años han vivido cerca de estas.
Como se mencionó, una es la de Los Alacranes, en San Félix, y la otra se ubica en la vía Venezuela, frente a la urbanización Campo A3 de Ferrominera, Puerto Ordaz. Sobre esta última, según lo denunciado por los vecinos, se formó en 2021, es decir, hace menos de un año, debido a la ruptura de tuberías de 16 pulgadas y 60 pulgadas, más las lluvias que fueron agudizando el problema.
Los vecinos del sector han señalado que han ido a todas las instancias correspondientes en busca de ayuda, pero hasta la fecha siguen sin concretarse las soluciones.
Aunque han colocado cauchos para alertar sobre la situación, la oscuridad que predomina en la zona crea el escenario ideal para que ocurran accidentes, tal y como sucedió el 12 de marzo, cuando un motorizado estuvo a pocos metros de caer por la cárcava.
Sin respuestas
En enero de 2022, a través de una nota de prensa, la Gobernación del estado Bolívar informaba que ya en la cárcava de Los Alacranes se había realizado un estudio del terreno y un proyecto para su reparación.
Al mes siguiente, informaron sobre el inicio de la segunda fase de reparación, el cual estaría dividido en tres fases: estabilización del terreno, traslado y puesta en sitio de los materiales y ejecución civil del proyecto.
A la fecha, solo un inmenso temor: tres familias fuera de sus casas, un gran cañón, escombros y sacos de arena para evitar que los carros transiten por ahí.
Los vecinos recuerdan que no es la primera vez que la cárcava cede. Lo ha hecho tres veces. Esta es la tercera vez que cede la cárcava de Los Alacranes. La primera vez fue entre 1996-2000, cuando Pastora Medina era alcaldesa del municipio Caroní.
Otros sectores en riesgo
A la de Los Alacranes y la de la vía Venezuela, se le suma otra en Pinto Salinas, El Rinconcito, Cañón del Diablo ubicada en el sector San José de Chirica y La Victoria, en San Félix, mientras que en Puerto Ordaz también está la de Isla Dorada, en la avenida Atlántico.
En el caso de la del Cañón del Diablo, entre 2013-2014 fueron aprobados recursos a través de créditos adicionales que aprobó el Consejo Legislativo a la gobernación del estado Bolívar, pero a esa solo le hicieron 50% de las reparaciones que requería. En esos créditos adicionales también estaba la cárcava de La Victoria, pero a esa no le hicieron nada.
César Ramírez, exdiputado del Consejo Legislativo del estado Bolívar (CLEB), relató que “en su momento Rangel Gómez declaró que se iba a dedicar a reparar todas las cárcavas de San Félix. En ese momento pidió créditos adicionales al Consejo Legislativo, nosotros lo aprobamos de manera unánime. Sin embargo, ese dinero se fue por la cañería de la corrupción, pues no repararon ni una sola cárcava”.
El representante de la Asociación Civil Gente Para Servir Caroní (GPS Caroní), Simón Yegres, destacó que las cárcavas tienen años estando a la vista desde diferentes dimensiones y en distintas partes de la ciudad.
“Están ubicadas, están cuantificadas. Hace tiempo superamos las 70, basado en el informe presentado por Protección Civil (PC). Los organismos oficiales en 2015 afirmaban que habían 64, de las cuales cinco estaban activas. Desde ese momento hasta acá nuestra ONG ha estado monitoreando el asunto, lo cual nos hace ver el altísimo riesgo, nos muestra la vulnerabilidad y que no somos lo que estuvimos creyendo durante mucho tiempo de que somos el Macizo Guayanés”, comentó Yegres.
Agregó que las cárcavas tragan, hay derrumbes, deterioran la vía, ponen en peligro la estabilidad de viviendas y la vida de las personas, y la cantidad de cárcavas que existen frena el crecimiento de la ciudad. “Tecnológicamente las soluciones no son las mismas para todas. Cada una tiene su peculiaridad y depende del tipo de suelo, el entorno que tiene, donde está ubicada, entre otros factores”.
Posible soluciones
Yegres planteó que entre las soluciones, hay tener claro que ya la situación no puede esperar más y que las dimensiones son muy altas, y que el costo para resolver es muy alto. Por eso propone en primera instancia crear una oficina que se encargue solo de atender las cárcavas de la ciudad, con un equipo y los recursos.
También se debe desarrollar un plan presupuestario el cual abarque un perfil geológico de la ciudad hasta la ejecución de la intervención para esas cárcavas. “Son muchos años ya, esto ha ido creciendo, amerita planes urgentes y certeros. Diseñar un plan, hacer un presupuesto coordinado, porque quizás se requiera buscar recursos fuera del país. Haciéndose el loco, no se va a resolver. Por el contrario, se va agravar más si no se hace con la seriedad que corresponde”, agregó Yegres.
En 2013 la gobernación del estado encabezada por Francisco Rangel Gómez, afirmaba la existencia de 62 cárcavas. Bajo la gestión de Gómez y José Ramón López (alcalde de Caroní para ese entonces), solo hubo la intervención de la cárcava Churún Merú, en Alta Vista, a la altura del hospital Uyapar.
Gobiernos han ido pasando, presupuestos han sido aprobados y la situación sigue siendo un riesgo latente para las más de 300 familias que viven cerca de estos grandes cañones que se han venido formando en Ciudad Guayana con el pasar de los años.