A medida de que se desarrollan las trágicas consecuencias humanas de la invasión de Rusia, hay poco que celebrar más allá de la resistencia estoica de las fuerzas ucranianas superadas en armas y la unidad occidental para enfrentar al agresor no provocado. Un efecto secundario de la guerra es un cambio repentino y profundo en las actitudes europeas hacia el gasto en defensa. Esas expectativas están detrás de un aumento en el valor de mercado de las empresas que suministran las armas con las que se libra la guerra.
Por La Nación
La naturaleza idiosincrásica de la industria de la defensa explica por qué estaba teniendo un buen año incluso antes de que Vladimir Putin enviara tanques al vecino más pequeño de Rusia. Los clientes de los fabricantes de armas son principalmente gobiernos. Las ventas garantizadas se traducen en ingresos predecibles. Los contratos diseñados para trasladar los aumentos de costos protegen a las empresas contra la inflación. La capacidad de resistir el aumento de los precios fue una de las principales razones del rendimiento superior del sector en relación con el mercado de valores en su conjunto en los últimos meses.
La consultora McKinsey señala que los presupuestos de defensa, y por lo tanto los ingresos de los fabricantes de armas, están en función de las amenazas y la disponibilidad. El aumento en los precios de las acciones desde el ataque a Ucrania refleja la creencia de los inversores de que las amenazas superarán los costos en los cálculos de los gobiernos. Alemania dio el primer paso, sorprendiendo a los expertos con un cambio radical. El 27 de febrero dijo que gastaría 100.000 millones de euros adicionales (US$111.000 millones) en defensa en 2022, triplicando su presupuesto de defensa para el año. Además de esta inversión única, Alemania pretende aumentar su gasto anual de alrededor del 1,5% al 2% del PIB para 2024. Una parte del aumento anual, equivalente a unos 18.000 millones de euros, se destinará a armas.
La amenaza rusa bien puede alentar a otros países rezagados, como Italia, los Países Bajos y España, a cumplir con las pautas de la OTAN de que todos los miembros gasten el 2% del PIB en defensa. El banco Citigroup calcula que el gasto ahora aumentará más rápidamente y que el 2% se convertirá en un mínimo de facto en toda la OTAN. Otro banco como Jefferies señala que si todos los miembros de la OTAN alcanzan el objetivo, sus presupuestos de defensa combinados (excluyendo el gigante de Estados Unidos) aumentarán un 25% hasta un total de alrededor de US$400 000 millones al año. Fuera de la OTAN, es probable que Suecia y Finlandia, ambos a corta distancia de Rusia, también aumenten el gasto.
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