Ilia Ivanovich Ivanov nació en 1870 en el Imperio Ruso de la dinastía Romanov. Estudio Biología en la Universidad de Járkov, donde hoy los tanques rusos aplastan a los civiles ucranianos, y se convirtió en profesor a tiempo completo. Fue especialista y precursor en el campo de la inseminación artificial veterinaria, una rareza para esa época.
Por: Clarín
Puso sus conocimientos al servicio de la cría de caballos. Sus habilidades, los resultados y su entendimiento de la materia asombraban a todos los propietarios de equinos de la época y lo marcaban claramente como un adelantado.
Lo visitaban de todos lados del mundo ya que él era el único que podía lograr fertilizar alrededor de 500 yeguas con un solo semental mediante inseminación artificial. Pero este notable científico también fue pionero en obtener animales híbridos todavía no registrados.
Inseminación artificial y otras investigaciones
Por ejemplo, el cebroide (híbrido de cebra y burro), el zubrón (cruza de bisonte y vaca doméstica) y también híbridos de un antílope y una vaca, de un ratón y una rata, de un conejo y una liebre, entre muchos otros animales. Ivanov no sentía pudor, su objetivo era llevar la ciencia rusa a lo más alto posible.
Para 1924, el director de la estación de investigación experimental de la Reserva Natural Askania-Nova se enfocó en un nuevo objetivo. El científico ruso quiso dar un paso más allá de lo conocido y encontrar un nuevo híbrido, pero esta vez entre un hombre y un chimpancé.
Luego de idas y vueltas con la Unión Soviética, consiguió el apoyo y la financiación del gigante comunista y viajó a África para comenzar sus experimentos en Kindia, que por entonces pertenecía a la Guinea Francesa.
“Un ejército de hombres-mono”
Nikolai Gorbunov, funcionario soviético, remarcó la importancia del proyecto en aquel momento por “la posibilidad de que un ejército de hombres-simios avanzara de manera exitosa contra las tropas fascistas y liberales de Europa y Estados Unidos”.
Ivanov viajó por África buscando monos que luego inseminaba con esperma humano de donantes no identificados. Lógicamente el resultado fue negativo, pero el científico atribuyó el fracaso al temperamento de los chimpancés. Entonces pidió autorización al Gobierno para inseminar mujeres guineanas con semen de primates. Afortunadamente esa autorización nunca fue dada.
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