El desempleo y bajos salarios obliga a los habitantes de Bolívar a sobrevivir de la basura en las calles

El desempleo y bajos salarios obliga a los habitantes de Bolívar a sobrevivir de la basura en las calles

El desempleo y bajos salarios obliga a los habitantes de Bolívar a sobrevivir de la basura en las calles | Foto: William Urdaneta

 

Carlos (nombre que usaremos para resguardar su identidad) estuvo trabajando en las minas de Tumeremo y El Dorado, en el municipio Sifontes del estado Bolívar. Pero él afirma que “las cosas se pusieron rudas, no nos dejaban trabajar”, se regresó a Puerto Ordaz y desde noviembre del año pasado subsiste trabajando directamente en un botadero de basura en la avenida Guarapiche, en Unare, sector en el que vive.

Por Correo de Caroní





Tiene 39 años y cuatro hijos de 3, 6, 8 y 12 años a los que mantener. “No hay empleo y aquí por lo menos uno ayuda a bajar la basura de los carros que vienen para acá, y para trabajar por 3 o 4 dólares, prefiero estar acá”, afirma.

De los desechos saca material de hierro, plástico, aluminio o bronce para llevarlo a una recuperadora en Unare o San Félix. Pero también consigue electrodomésticos desechados o son las mismas personas que antes de botarlos se lo entregan directamente.

“Aquí a uno le regalan que si una licuadora, un DVD. Uno lo repara y después lo vende en el mercado como usado. Hay gente que bota cosas que están buenas”, agregó.

José Ramón hace en promedio 20 dólares semanales con lo que vende. “Eso depende de lo que consiga para vender. A veces me encuentro prendas de oro. Hay días que no llega nada”.

Aunque tienen sus detractores, la mayoría de los comercios de enfrente les colabora con algo de comida, incluso las mismas personas que suelen llegar al lugar para deshacerse de la basura que debería recoger el aseo urbano municipal en sus residencias.

De hecho, durante la entrevista llegó un señor que caminaba por el lugar y entregó a uno de ellos un paquete de granos. De acuerdo con lo que ven diariamente, con suerte las compactadoras de Supraguayana pasan dos veces por semana, o no lo hacen.

“Estoy aquí por la falta de empleo. ¿Qué hace uno? ¿Irse a la casa a dormir todo el día? Gracias a Dios no le falta comida a uno”, sostuvo.

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