La química sexual es algo difícil de explicar, pero en ese proceso tiene mucho que ver el olor. El aroma que desprende nuestro cuerpo también influye en la manera en la que nos relacionamos con los demás, sobre todo si hablamos de relaciones sexuales.
Por vozpopuli.com
Cómo o por qué se produce la atracción sexual es un gran misterio difícil de resolver, pero parece que el aroma de cada persona tiene mucho que ver a la hora de sentirnos atraídos irremediablemente por otra persona.
Podemos hablar de química sexual, de atracción o de deseo sexual, pero el olfato siempre está presente. ¿No te ha pasado que recuerdas con afecto, dolor o rabia a alguien sólo por el perfume que usaba cuando le conociste? Pues a la hora de sentir ese deseo sexual, el aroma tiene mucho que ver también y parece que ese dicho de ‘el amor está en el aire’ es cierto y de manera literal. Y no hace falta gastar mucho dinero en carísimos perfumes para ‘triunfar’, ya que el olor de la piel, del cabello y de nuestro propio cuerpo, es mucho más poderoso que cualquier otro que te puedas imaginar.
El zoólogo Michael Stoddart afirma además que los seres humanos poseemos concentraciones más densas de glándulas odoríferas en la piel que cualquier otro mamífero. Como mamíferos que somos además, enviamos señales químicas sin darnos cuenta que hacen que otras personas se fijen en nosotros y puedan sentirse atraídas sexualmente.
Estamos hablando de las feromonas, que forman parte de la comunicación invisible de los seres humanos y con ellas hacemos notar nuestro estado de ánimo y salud o señalamos la compatibilidad sexual.
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Leeds (en Reino Unido) y publicado en la revista ‘Frontiers in Psychology’, esas sustancias químicas secretadas por los seres vivos con el fin de provocar comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie, rigen la química sexual entre las parejas.
Nuestro cerebro, sin ni siquiera enterarse ni hacer un esfuerzo, es altamente receptivo a esas señales aromáticas que nos llevan directamente al mundo emocional, al deseo y, por lo tanto, a la atracción.
¿Cómo funcionan las feromonas?
En 1959, los doctores Peter Karlson y Martin Luscher, dos bioquímicos alemanes, dijeron que dentro de la nube de moléculas que producen los animales había unas más especiales que otras. Fueron por lo tanto los primeros en sugerir y definir la palabra feromona, que proviene del griego y cuyo significado es “llevar estímulo”. Pero hasta la década de los 70, no se habló de feromonas humanas.
Fue el físico británico Alex Comfort en un artículo titulado ‘La probabilidad de las feromonas humanas’, en el que ya hablaba de esto, y poco después, H.A. Cook escribió en la revista científica ‘New Scientist’ que había encontrado al menos dos ejemplos en la respiración y en el sudor humano.
Las feromonas son un medio de transmisión de señales volátiles producidas en forma líquida, que luego se dispersan por el ambiente. Se transmiten por el aire y pueden alcanzar largas distancias para transmitir esas señales no sonoras.
Si miramos al mundo animal, algunas mariposas, como los machos de Saturnia pyri, son capaces de detectar el olor de la hembra ¡a 20 kilómetros de distancia!. Son secretadas por glándulas corporales específicas (glándulas apocrinas) localizadas en genitales (masculinos y femeninos) y en axilas, apareciendo en fluidos como la saliva, el sudor y el semen. Cada persona tiene por lo tanto su propio olor.
Las señales que se emiten a partir de esos olores es información olfativa para la otra persona y eso conecta directamente con su cerebro y tiene un papel esencial en la comunicación interpersonal. Un olor placentero interactuará con la información genética de otro individuo y será fundamental para elegir a la pareja con la que se quiere estar. Ahí se produce la atracción.
Se habla mucho del flechazo, del amor a primera vista o de esa conexión que en tan solo ocho segundos puede hacer que te enamores de otra persona, pero aquí la química también tiene mucho que decir. El lazo que surge entre dos personas, esa conexión a veces irrefrenable e incomprensible, tiene una explicación bioquímica y tal como lo explican investigaciones científicas, el olfato es señalado como el sentido más poderoso en cuanto a contacto sexual.
Ese proceso bioquímico hace que el olfato detecte moléculas esparcidas en el aire de la otra persona donde sensores nerviosos llevan la información al cerebro y éste reconoce el olor de la persona amada o deseada.
A la hora de mantener relaciones sexuales, el sudor actúa como afrodisiaco. Al emanar este fluido, que posee una hormona llamada androstadienona, se elevan los niveles de cortisol en la mujer (no en todos los casos) y con eso hace que aumente también el placer y la excitación durante el coito.
¿Por qué sentimos química sexual?
Hay veces en las que no podemos explicar con palabras cómo nos sentimos al mirar a alguien que nos gusta o al estar frente a una persona que nos atrae sexualmente. Eso es la química sexual, lo que diferencia sin duda una amistad de una relación amorosa o meramente sexual. En ocasiones, puede suceder lo contrario, sentir cariño o amistad, pero cero química sexual, por más que lo intentes, si no la ha habido desde el principio, será imposible que surja.
Esa química tiene más relación con la parte inconsciente del cerebro que con la más racional, aquella zona que activa los impulsos más primitivos. Cuando se da, se produce excitación, una sensación de intensidad y hasta el famoso hormigueo en el estómago. Y por supuesto, se impulsa la producción de hormonas. Esas mensajeras químicas viajan a través del olor corporal y se manifiestan de manera clara cuando besamos a otra persona. Ahí es cuando la conexión sale a la luz de manera más patente y nos hace ver si somos afines o no a esa otra persona.
Según el estudio Olfactory Function Relates to Sexual Experience in Adults, publicado en 2018, la gente con una mayor sensibilidad olfativa reporta una actividad sexual más placentera y las mujeres con un mejor olfato cuentan más habitualmente con orgasmos más potentes. Los aromas que emanan nuestros cuerpos pueden determinar la conexión física y emocional que se requiere para formar una pareja. Sí, resumiendo, elegimos a nuestra pareja (ya sea una relación de pareja temporal o para siempre) también gracias a las señales olfativas que nos da y que nosotros le proporcionamos de manera natural y biológica.