La mente criminal de Jhonier Leal, capaz de planear y ejecutar el asesinato a sangre fría de su hermano Mauricio Leal y de su mamá Marleny Hernández, con la intención de adueñarse de la fortuna del famoso estilista, también daba para confeccionar su siguiente paso. Al notar que la Fiscalía le respiraba en la nuca, empezó a planear su fuga hacia el exterior, pero no estaba dispuesto a irse con los bolsillos vacíos.
Por semana.com
Los cambios en su comportamiento llamaron la atención de las personas más cercanas, en especial de algunos de sus familiares. Escucharon a Jhonier hablar de pasaportes, visas, condiciones para viajar al exterior y qué se necesitaba para salir del país en medio de la pandemia.
Con cinismo y autoproclamándose como el sucesor y encargado de cumplir los sueños que tenía Maíto con su empresa, justificaba que su intención de salir del país tenía como finalidad que Mauricio Leal Peluquerías cruzara fronteras y se convirtiera en un negocio multinacional. El sueño de Maíto, como lo conocían en el jet set criollo, ya se estaba construyendo. Iba a inaugurar en pocos días una sede en Cajicá y tenía en la mira Cartagena y Miami.
De manera presurosa, también les estaba pidiendo documentos a sus tías para relacionar los bienes que tenía Mauricio y empezar todos los trámites de sucesión.
Una persona de su círculo cercano contó a SEMANA que Jhonier estaba en la búsqueda de fuertes sumas de dinero en efectivo para cambiar por dólares y euros “por si le tocaba viajar”. También se estaba enterando al detalle de trámites de visas y las condiciones que estaban imponiendo en Europa para poder ingresar. Algo que también llamó poderosamente la atención es que estaba buscando asesoría jurídica para saber si tenía algún tipo de restricción para viajar por la investigación que adelantaba la Fiscalía, de la cual era el principal sospechoso.
Los investigadores no eran ajenos a la posibilidad de que Jhonier se fugara. Le seguían cada uno de sus movimientos, traslados, citas y todo lo que estaba haciendo. Por eso, tras su captura, en la solicitud de medida de aseguramiento el fiscal Mario Burgos fue insistente en la necesidad de que Jhonier fuera enviado a una cárcel.
En su mente criminal buscaba engañar también a su familia, que insistentemente le preguntaba por lo que estaban diciendo sobre él. Ahí les lanzó otra perla: dijo, a modo de justificación de una eventual ausencia, que estaba amenazado de muerte y que detrás de esto había gente muy peligrosa y poderosa, sin entrar en detalles.{
Su objetivo siempre estuvo en quedarse con la fortuna de Mauricio y después de matarlos se apresuró a que legalmente fuera él quien tomara las riendas del emporio. En el voluminoso expediente, conocido en su totalidad por SEMANA, aparece el acta de una reunión extraordinaria de accionistas citada por Jhonier el pasado 16 de diciembre para realizarse al siguiente día, a las diez de la mañana, en la propia peluquería, para buscar autonombrarse como representante legal de la sociedad.
A la reunión de accionistas solo llegaron dos personas: Jhonier Leal, quien asumió como presidente en la reunión, y como secretaria provisional, Luz Elena Betancourt, según obra en el acta extraordinaria 008. Esta mujer es su exesposa. La decisión que tomó la junta, irónicamente compuesta solo por Jhonier, aprobó “por unanimidad” su postulación, obviamente, con un solo voto.
Este documento le sirvió para ir a dos bancos y preguntar qué dineros existían en cada una de las cuentas, no solo de la sociedad, sino también la de su mamá y la de Mauricio. Pero se estrelló con una cruda noticia para él: las cuentas ya habían sido bloqueadas en medio del escándalo. Esto lo enfureció a tal punto que empezó a pasar derechos de petición y quejas a los bancos pidiendo explicaciones al considerar que le estaban violando sus derechos como representante legal de la empresa.
Cada vez estaba más acorralado por la investigación y sin plata. Por eso se le escuchaba decir que, a como diera lugar, tenía que sacar esos dineros porque él era el legítimo heredero y necesitaba efectivo supuestamente para pagar deudas y la nómina de la peluquería para no tener que cerrar sus puertas.
Jhonier trató siempre de engañar a las autoridades y de buscar la manera de encarrilar la investigación para señalar a Mauricio como el único responsable. Por eso, en las entrevistas ante la Fiscalía, no ahorró esfuerzos para desprestigiarlos a él y a su mamá. “Mi madre me contó que la empleada le había ofrecido de comida un arroz con huevo, Mauricio se enojó y terminó echándola. Ella, la empleada, podría dar cuenta de los cuadros de depresión que sufrían mi mamá y Mauricio”.
En su testimonio trató de dejar sobre la mesa que su hermano tenía antecedentes de tendencias suicidas. “Hace varios años, más de seis, estuve en Europa, en Madrid, estaba con Mauricio, me contó entre lágrimas de su dolor, me dijo en ese momento que había estado a punto de quitarse la vida, se paró en la ventana del hotel y que veía sombras (…) pero que no se lanzó porque pensó en mi mamá”. Dijo que Mauricio le contó que por los dolores de espalda que sufría a diario había ido a donde hechiceros y espiritistas buscando algún tipo de solución.
La Fiscalía le preguntó si Mauricio tenía enemigos y contestó: “Hace muchos años le enviaron unos cirios como amenazas, estuvo un tiempo relacionado con modelos finas, con los duros, incluso mataron a un estilista que trabajaba con mi hermano por eso. Cuando digo duro me refiero a narcotraficantes o mafiosos. Pero enemigos aquí no sospecho de nadie”.
En el expediente aparecen más de 15 declaraciones de personas cercanas a Mauricio y a su negocio que aseguraban que no tenía tendencia suicida, por el contrario, amaba la vida. Cuentan que el día anterior a su muerte estuvo mostrándoles el tercer piso de la peluquería que estaba a punto de inaugurar a amigos, entre ellos a Miss Universo Alemania. Se tomó videos, fotos, hablaba de sus planes y estaba feliz. Tenía como meta crear su propia marca de ropa, de maquillajes, de keratina y hasta planeaba escribir un libro.
El voluminoso expediente está lleno de declaraciones que dejan en claro los oscuros intereses de Jhonier desde el día del velorio, en la funeraria, cuando habló con la contadora para saber “cómo era lo de la sucesión”.
A otra empleada solo atinó a preguntarle si ya la habían llamado de la Fiscalía. Y en los últimos días, sintiendo que el cerco estaba cayendo sobre él, empezó a preguntar a sus amigos y familiares que si sabían algo que lo notificaran, porque aún no entendía la intención de vincularlo. Pidió que no dieran más declaraciones a los medios de comunicación y esperaran los resultados de las investigaciones porque él era el más interesado en que se supiera la verdad, que finalmente terminó demostrando que el asesino de su hermano y su mamá era él mismo.