El asteroide 2017 AE3 se acercará a la Tierra durante las primeras horas del miércoles 29 de diciembre. Catalogado como “potencialmente peligroso” por la NASA, este objeto astronómico se aproxima a nuestro planeta a una velocidad de 19,08 kilómetros por segundo.
Por: La Sexta
Se calcula que el objeto astronómico alcance su punto más cercano a nuestro planeta a las 02:54 (hora peninsular española) de la noche entre el martes 28 de diciembre y el miércoles 29 de diciembre. Según las estimaciones, el 2017 AE3 se acercará a 0,023 unidades astronómicas, lo que equivale aproximadamente a 4,5 veces la distancia que separa la Tierra y la Luna.
¿Qué se sabe del 2017 AE3?
Según los registros del Centro de Estudios de Objetos Próximos a la Tierra (CNEOS, por sus siglas en inglés), dependiente de la agencia espacial estadounidense, el 2017 AE3 cuenta con un diámetro de alrededor de 120 metros, una distancia similar al largo de un campo de fútbol.
Se considera “potencialmente peligroso”, ya que cumple los dos requisitos indispensables para recibir esta clasificación: que su distancia mínima de intersección orbital (MOID) con la Tierra sea menor a 0,05 unidades astronómicas y que su magnitud absoluta (H), que mide la luminosidad del asteroide, sea menor a H=22. En concreto, el 2017 AE3 tiene un MOID con la Tierra de 0,02 unidades astronómicas y una magnitud absoluta de H=21,8.
El 2017 AE3 se cataloga como un asteroide Apolo. Los astrónomos diferencian tres tipos de objetos próximos a la Tierra: los Apolo, los Amor y los Atón. Estas tres clasificaciones se distinguen por el tipo de órbitas. En concreto, los asteroides Apolo describen una órbita cuyo semieje mayor supera al de la Tierra y cuyo perihelio es menor que el afelio de la Tierra.
¿Existe riesgo de colisión?
No se prevé que el asteroide pueda impactar con la superficie terrestre. A pesar de que se acercará bastante al planeta y su distancia mínima de intersección orbital con la Tierra es relativamente corta, el riesgo de que pueda desviarse lo suficiente como para terminar produciéndose una colisión es prácticamente nulo.
Sin embargo, cabe preguntarse: ¿existe la posibilidad real de que otro objeto astronómico similar derivase su trayectoria y terminase impactando contra la Tierra? La NASA ya prevé esta posibilidad y, lo que es más importante, se prepara contra esa amenaza. Sin ir más lejos, el 24 de noviembre de este mismo año, la agencia espacial estadounidense lanzó una nave al espacio para desviar la órbita del asteroide Dimorphos. Esta misión, denominada DART, se engloba dentro de un proyecto más ambicioso de defensa planetaria, compartido por la NASA y la ESA, que recibe el nombre de Proyecto AIDA (Evaluación de Desviación de Impacto de Asteroides, por sus siglas en inglés).
No se trata de una cuestión baladí, ya que las consecuencias del posible impacto de un objeto astronómico contra nuestro planeta serían catastróficas. En 2013, un asteroide explotó sobre la ciudad de Chelyabinsk, en Rusia. Aunque la atmósfera terrestre destrozó gran parte de la formación rocosa debido al rozamiento, los veinte metros que medía en el momento de la colisión bastaron para que la explosión produjera daños en más de siete mil edificios, provocando que cientos de personas fueran hospitalizadas.