Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH) identificaron bajo una acera frente al cementerio de San Fernando, en el Centro Histórico de la capital, 17 entierros con los restos de 15 personas, que se sospecha que fallecieron durante brotes epidémicos del siglo XIX.
En un comunicado, el INAH informó este lunes que hasta ahora se han analizado 10 inhumaciones e identificado la presencia de 15 individuos, en su mayoría adultos, tanto mujeres como hombres, entre los que destaca un joven de unos 25 años que habría medido 1,80 metros.
De acuerdo con la coordinadora de las excavaciones arqueológicas, Nancy Domínguez Rosas, y el antropólogo físico Eduardo García Flores, “los entierros se localizaron bajo el piso de la acera frontal del panteón, durante la supervisión de las labores que efectúa personal de la Secretaría de Obras y Servicios de la Ciudad de México, para la introducción de cableado eléctrico”.
Explicaron que para la instalación del ducto principal fue necesario levantar una piedra braza que cubre la acera en un tramo en el cual “aparecieron los entierros a profundidades someras de 27 a 80 centímetros”.
Ambos especialistas señalaron que es la primera vez que se reporta el descubrimiento entierros correspondientes al panteón de San Fernando.
Recordaron que este importante espacio funerario se edificó en 1832, sustituyendo así el camposanto que se extendía en el atrio del templo para servicio de los frailes del Colegio Apostólico de San Fernando de Propaganda Fide.
El nuevo panteón, con 600 fosas, se destinó a personajes de alta jerarquía; sin embargo, los distintos brotes epidémicos que hubo en el siglo XIX, empezando por el cólera, obligaron a su uso público durante esa centuria.
Bajo este contexto, los especialistas no descartan que algunos de los restos óseos encontrados correspondan a víctimas de esos eventos.
Precisaron que solo el cólera ocasionó la muerte de alrededor de 7.000 habitantes de la capital mexicana, casi el 5 % de la población (calculada en 129.000 residentes), durante sus primeros meses, entre agosto y octubre de 1833, aunque su letalidad continuó en los años subsecuentes.
El antropólogo García Flores explicó que la osamenta más completa hallada en el sitio es la de un hombre joven de aproximadamente 25 años, edad estimada a partir del estado de desarrollo de los restos esqueléticos, quien debió medir alrededor de 1,80 metros.
EFE