Unicef informó este jueves de que nueve miembros de una misma familia, entre ellas cuatro niñas y dos niños, fallecieron ayer en la ciudad afgana de Kunduz como consecuencia de la detonación dentro de su residencia de un explosivo que uno de los menores se había encontrado cerca de su casa.
“Supuestamente, uno de los niños, sin saberlo, llevó el artefacto sin explotar dentro de la vivienda después de habérselo encontrado en un descampado al lado de su casa”, dice un comunicado de Unicef sobre el incidente, que se produce después de la retirada de las tropas de EE.UU. de Afganistán el pasado mes de agosto tras dos décadas de presencia militar, y de la toma del poder por parte de los talibanes.
La organización subraya que los niños son especialmente vulnerables a los explosivos que quedan atrás en zonas de conflicto, puesto que no son capaces de identificar lo que son.
“Demasiado a menudo, se ven tentados a jugar con estos artículos o a usarlos para recibir un pequeño ingreso, lo que les pone tanto a ellos como a sus familias en gran riesgo”, agrega el escrito.
Unicef apunta que el creciente número de menores fallecidos “es un crudo recordatorio de que los niños siguen pagando el precio de un conflicto que no han creado”.
Según cifras de la organización, 460 niños han muerto como consecuencia del conflicto de Afganistán en los primeros seis meses de 2021, y señaló que esa es sólo la cifra de fallecimientos que la ONU ha podido constatar.
“Unicef urge a todas las partes implicadas a hacer esfuerzos para proteger a los niños y a los civiles. La seguridad y la protección de los niños debe ser la consideración primaria en todos los contextos”, agrega el comunicado.
EFE