Por moda o por no ser rechazados por el grupo en el que se desenvuelven, muchos jóvenes comienzan a probar a muy temprana edad bebidas embriagantes, sin ni siquiera llegar a pensar que al no controlarse pueden crear una completa dependencia, que incluso podría llegar a generar daños a nivel neurológico o de otros órganos vitales para poder vivir.
La psicóloga, Olga María Barajas, atiende este tipo de pacientes y explicó que de las 60 personas que han llegado a su consultorio en lo que va de año, por temas relacionados con el consumo de alcohol, el 58,3%, lo que equivale a 35, son menores de edad.
“No es que sólo consumen alcohol, también drogas. El alcohol es como el primer paso para generar otras dependencias, además que es lo que se consigue con mayor facilidad. A mayor consumo de la sustancia, la persona se va haciendo más dependiente”, dijo Barajas.
Las causas del consumo de alcohol a temprana edad son muchas y entre ellas se encuentran la predisposición genética; la baja autoestima; la necesidad de encajar en algún grupo social; los grupos en los que se desenvuelve y la edad de las personas que lo conforman; la necesidad de liberar estrés, controlar o demostrar emociones, que sólo es posible bajo el efecto de la sustancia para escapar o evitar enfrentar sensaciones o responsabilidades y, por aburrimiento, más que todo en época de pandemia y aislamiento social.
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