Un autorretrato de la artista Frida Kahlo con su esposo Diego Rivera, pintado en 1949, se venderá en un estimado de más de USD 30 millones en una subasta en Nueva York, y puede batir el récord de 8 millones de dólares que se estableció en 2016 por una obra de la mexicana, dijo la casa Sotheby’s en un comunicado.
Por Infobae
También se espera que la obra de arte Diego y yo, que será el lote estrella de la gran venta de noviembre de la casa de subastas, rompa el récord de una pintura de un artista latinoamericano, informó la agencia de noticias AFP.
Actualmente, Los rivales, una obra de 1932 del muralista mexicano Rivera, es la más valiosa, ya que Christie’s la vendió por 9,8 millones de dólares en mayo de 2018.
Diego y yo es uno de los autorretratos más emblemáticos de la pintora mexicana y en la pintura, el rostro de Rivera aparece en la frente de Frida, por encima de sus características cejas y sus ojos oscuros, de los que caen algunas lágrimas. La obra se vendió por última vez en Sotheby’s por 1,4 millones de dólares en 1990.
“La biografía y obra de Frida es el autorretrato. Y ahí hay una gran influencia del padre, que se hacía autorretratos, hay uno que se hace desnundo a finales del ‘19, ya que era un hombre muy liberal. Ella misma decía ‘me pinto a mi misma porque soy lo mejor que conozco’ y además pasaba mucho tiempo sola por su discapacidad, Si bien viajó, el tema de la soledad es algo muy recurrente en sus textos”, dijo Hilda Trujillo, ex directora de La Casa Azul, la casa-museo donde Frida creció y pasó sus últimos días, a Infobae Cultura.
Frida realizó múltiples autorretratos al óleo. El primero es el 1926, que se representa con un traje aterciopelado, con una estética italiana, un cuello a lo Parmigianino o Modigliani. En los posteriores, abandona la influencia europea y aparece con los peinados y ropas típicas de los pueblos originarios de su país. “Fue una artista que no solamente su vida personal es dramática, sino que su biografía la hace a través de la pintura y eso es único. Sus autorretratos, todo, ya de por sí tienen un sello, una creatividad enorme. Además de ser un artista técnicamente excelente, el carisma que pone en la tela, no es una cosa mecánica y a su vez cuenta la historia de ella con el dramatismo que todos conocemos. Está todo a flor de piel”, dijo a este medio Eduardo Costantini, fundador y presidente honorario del Malba, donde se encuentra Autorretrato con chango y loro.
Kahlo creó una estética propia, inspirada en el arte popular mexicano y la cultura prehispánica, además de utilizar la imaginería sacra sin ser creyente, de mártires y santos, de retablos y exvotos. Su relación con el gran muralista, Rivera, también aparece en su obra.
Kahlo y Rivera se casaron dos veces. Hubo un divorcio en el medio, debido a que él le había sido infiel con su hermana. En el ‘28 comenzaron su relación, y él la retrata en el mural Balada de la Revolución del Ministerio de Cultura, repartiendo armas para la lucha. Un año después se casan y en 1930 sufre su primer aborto y se trasladan a EE.UU., donde el muralista tenía varios encargos. En aquel viaje ella vuelve a perder un hijo.
El primer retrato de ambos es de 1931, que es una copia de la foto del ía de su casamiento, luego volvería a representarse junto a él en Diego en mi pensamiento (1943), o en el emblemático El abrazo de amor de El Universo, la tierra, Yo, Diego y el señor Xólotol (1949).
Diego y yo es una obra de 1949, pintada en la época en que Rivera tuvo una relación amorosa con la estrella de cine María Félix, que llegó a la primera plana de los periódicos de la época. El rostro de Frida, que mira al espectador, se muestra triste, con lágrimas que caen, mientras su pelo -un elemento de mucho simbolismo en la obra de la pintora- se enredan en su cuello, y parecen ahorcarla. La pieza fue realizada para la pareja Florence Arquin y Sam Williams, amigos de ella.
Un año después, Frida es operada siete veces de la columna vertebral y pasa 9 meses en el hospital. Comienza así un progresivo decaimiento de su salud física, que la llevarían además a perder mucho de su técnica debido al consumo de analgésicos para el dolor, por lo que su pincelada se relaja y se vuelve confuso. Diego y yo es, en ese sentido, una de sus últimas obras con libre facultad para expresarse en el lienzo.
Frida murió a los 47 años en 1954 y su obra y su universo no dejan de reactualizarse, ya que este mes se publicó un libro que por primera vez reúne la obra completa, un total de 152 pinturas que incluyen cuadros que pertenecen a colecciones privadas de difícil acceso e invita a reflexionar críticamente sobra la producción de una de las artistas más importantes del siglo XXI pero antes, en marzo, se estrenó Frida. Viva la vida, una producción de National Geographic que repasa sus cartas personales y escritos.