Manuel Hinds: Caos, orden y cambio

Manuel Hinds: Caos, orden y cambio

Lea este fragmento de “La Segunda Venida”, poema escrito al final de la Primera Guerra Mundial por William Butler Yeats (traducción libre del autor):

Girando y girando en crecientes órbitas,
El halcón ya no puede oír al halconero; 
Las cosas se rompen; el centro ya no puede sostenerse;
La anarquía se abate sobre el mundo,
La marea sanguinolenta es desatada, y en todas partes
Se ahoga el ritual de la inocencia.
Los mejores pierden convicción, mientras los peores
Están llenos de apasionada intensidad.
Seguramente alguna revelación está a mano;
Sin duda la Segunda Venida está por venir;
¡La Segunda Venida! Apenas estas palabras han salido
Cuando una vasta visión del Espíritu del Mundo de Hoy
Disturba mi vista: un yermo de arena desértica; 
Una bestia con cuerpo de león y la cabeza de un hombre,
Una mirada vacía y despiadada como el sol, 
Mueve sus perezosos muslos, mientras alrededor 
Circundan sombras de rabiosas aves del desierto.
La oscuridad vuelve a caer, pero ahora ya sé
Que veinte siglos de sueño tan profundo como el de las piedras, 
Han sido tornados en pesadilla por el mecer de una cuna,
¿Y qué tosca bestia, con su hora ya llegada,
Se arrastra hacia Belén para nacer?

En los primeros versos Yeats pintó la agonía de su tiempo. Su descripción del confuso estado del mundo es suficientemente siniestra. Los versos más aterradores, sin embargo, son los que parecen dar ventaja a los peores en su manera de tratar con esta miseria. En estas líneas, Yeats presintió la llegada de Lenin, Mussolini, Stalin, Hitler, y otros tantos tiranos que estaban, o estarían en poco tiempo, ofreciendo certezas a las masas, mientras que las democracias liberales se tambaleaban ante el asalto de la oscura ambigüedad de sus tiempos.





Nosotros podríamos usar las mismas líneas para describir la angustia de nuestros días. Como en el tiempo de Yeats, todo se está rompiendo, el halcón ya no alcanza a oír al halconero, la anarquía se ha desatado en el mundo, y los mejores carecen de convicción mientras los peores están llenos de apasionadas certitudes —todo consecuencia de que, como en la revolución industrial en la época de Yeats, estamos viviendo una nueva revolución tecnológica que está cambiando el mundo tanto como lo hizo la industrialización. Todo está cambiando, todo está inestable.

Como era el caso en los Años Veinte y Treinta del siglo pasado, líderes tiránicos están tomando el poder en muchas partes, basándose en promesas de políticas sin ambigüedades, de comandos directos, de coerción salvaje, políticas que mucha gente cree que son más efectivas que la democracia liberal para reimponer el orden perdido.

Pero, la pregunta surge: ¿son los líderes tiránicos la mejor apuesta en un mundo de caos e incertidumbres?

En un libro recién publicado, En defensa de la democracia liberal (In Defense of Liberal Democracy, Amazon, 2021), yo replico, usando argumentos económicos, filosóficos e históricos, que no, que es lo peor que se puede escoger, porque los cambios requieren cambios, no una vez sino muchas veces, porque es más fácil que una sola persona se equivoque al hacerlos, y porque es casi imposible que una persona tiránica rectifique. Estas razones se resumen en una sola: la democracia liberal es el sistema más flexible que hay precisamente por la participación de todos, y flexibilidad es lo que más se necesita en este mundo de cambios totales en el que estamos viviendo. En cambio, las tiranías son los sistemas más rígidos que hay. La democracia se cimbra, la tiranía se rompe.

Todos los que surgieron tan llenos de certitudes hace 100 años, todos, todos fundaron regímenes rígidos que fracasaron miserablemente, unos en guerras como Alemania Nazi, otros en paz como la Unión Soviética, pero todos, todos, cometieron horribles crímenes contra su propia gente y contra la humanidad. En cambio, las democracias liberales, que no abusaron de sus ciudadanos y supieron manejar las incertidumbres de los cambios, todas salieron triunfantes de los retos que estos ponen. Igual va a pasar ahora.


Este artículo fue publicado originalmente en El Diario de Hoy (EE.UU.) el 2 de septiembre de 2021.