Ocurrió en Hangzhou, China. La estafadora se había mudado a la vivienda de su víctima haciéndose pasar por la “tía” de su enamorada
Dicen que no se puede confiar en las citas virtuales y la mala experiencia de un joven chino parece confirmar estos temores, ya que después de tres años vino a descubrir que su supuesta novia era la “tía” que había estado viviendo con él los últimos tres años.
Por Infobae
Los hechos sucedieron en Hangzhou, China, y se remontan a septiembre de 2017 cuando un joven de 28 años llamado Lu (no es su nombre real) por el medio chino The Paper, conoció a Yang (también es un pseudónimo) en una plataforma en línea que vende productos de segunda mano.
Los dos jóvenes comenzaron a interactuar por chat cuando Yang le pidió a Lu que la ayudara diferenciar entre productos reales y falsos que estaban en oferta. Eventualmente esas interacciones se hicieron más frecuentes y empezaron una relación a larga distancia.
En noviembre de ese año Yang le dijo a Lu que su familia la quería obligar a casarse con un hombre al que nunca había conocido y que estaba desesperada por huir de casa.
Motivado por ayudarla Lu viajó de Hangzhou, donde vive, a la ciudad de Fuyang en la provincia de Anhui, donde supuestamente estaba su novia. Un viaje de 400 kilómetros y unas cinco horas en automóvil.
Ahí permaneció durante un mes pero no pudo encontrarse con su novia, quien le dijo que desde su intento de escape estaba bajo control estricto de su familia. Sin embargo con la que sí se conoció fue con la supuesta tía de Yang, identificada como Xu, quien le dijo que la familia de la joven había dejado de forzarla a un matrimonio arreglado.
En marzo de 2018, Lu viajó nuevamente a Fuyang para tratar de ver a su novia, pero fue en vano, pues ella le dijo que estaba en estricta supervisión en su casa y tenía limitado acceso a su teléfono.
De nuevo, la tía de la joven sirvió como puente entre los enamorados, esta vez trasladándose a Hangzhou para conocer la casa de Lu y ayudar a la familia a evaluar su idoneidad como pareja de Yang.
Eso pasó en mayo de 2018, algo que para Lu fue una “prueba” para sus sentimientos por Yang, por lo que en un principio no sospechó de nada. Ya para junio, Xu se había mudado completamente a la casa de Lu, a quien ayudaba con el negocio de su tienda de artículos de segunda mano y seguía sirviendo de intermediaria entre él y su novia Yang.
Xu le había dicho a Lu que desde la última vez que Yang amenazó con irse de casa, su familia la había vigilado aún más de cerca, por lo que Xu tenía que hacer arreglos para que Yang le devolviera la llamada si el joven quería contactarla.
Además, Xu le había pedido a Lu que atendiera las llamadas en su sótano o en su coche para “evitar posibles malentendidos”.
Aunque las solicitudes fueran extrañas, el joven seguía sin dudar de su novia, de la que estaba ciegamente enamorado y se contentaba por escuchar su voz en el teléfono. Así pasaron años, en los que Yang le pidió a Lu que enviara dinero cada mes a una supuesta cuenta de ahorros en que estaba destinada a su futura boda, algo que para el joven era una clara muestra de la seriedad de su relación.
En los tres años que “estuvieron juntos”, el hombre habría transferido unos 15 mil dólares a dicha cuenta.
Pero el tiempo pasaba y la sospecha fue creciendo en Lu, que no entendía por qué no podía verse con su novia. Esto escaló al punto de que el pasado 20 de agosto el joven aprovechó que estaba ayudando a la tía Xu a cambiar la funda protectora de su teléfono para revisar los registros de chat en WeChat (el Whatsapp chino) y se dio cuenta de que habían varios mensajes con otras personas a las que le hablaba con dulzura y un tono muy similar al que Yang usaba con él en sus mensajes de texto.
Para confirmar sus sospechas, Lu decidió colocar una grabadora en su casa para grabar a Xu mientras él hablaba con Yang. Para su sorpresa las dos conversaciones eran idénticas, pero tenía que estar totalmente convencido así que el 22 de agosto volvió a grabarla y tuvo el mismo resultado.
Ya no había dudas, la novia que había tenido por tres años y a la que no había podido conocer no era Yang, era Xu, la supuesta tía que se había mudado a su casa para “evaluar” si era un buen esposo para su falsa sobrina.
Al día siguiente, el 23 de agosto, Lu puso como pretexto de que iba a acompañar a un amigo suyo al hospital y fue a denunciar a Xu a la policía.
Las autoridades intervinieron e investigaron el caso, y llamaron a Xu a un interrogatorio en donde la mujer confesó que había estado engañando y estafando, no solo a Lu, sino a otros hombres, convenciéndolos de que era otra mujer más joven que tenía intenciones de casarse con ellos.
Además, dijo que se había gastado el dinero que Lu transfirió a la cuenta de ahorros para pagar por la supuesta boda.
Según las autoridades, la mujer había usado varias cuentas de WeChat para hacerse pasar por distintos personajes, como una madre de dos hijos con “circunstancias familiares desafortunadas”, o como una mujer joven con una “visión pesimista del matrimonio”.
En todas las “relaciones” que tenía con estos hombres, ninguno de ellos se había dado cuenta de que les estaban mintiendo.
Xu está actualmente detenida por la policía y el caso aún está bajo investigación.