Alejandro Darío Gómez Villaverde, conocido como “Papu” Gómez, reveló este martes que decidió irse del Atalanta de la Serie A, después que el estratega, Gian Piero Gasperini, intentara agredirlo físicamente en el vestuario, durante un partido de la Champions League.
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El argentino concedió una entrevista con el Diario La Nación, donde contó cómo ocurrió el incidente, por no seguir una indicación técnica en la recta final del primer tiempo.
“Me tuve que ir del club. Me esperaba una disculpa del técnico que jamás llegó –abre–. Yo me equivoqué en algo, lo asumo, porque en un partido de Champions contra un equipo de Dinamarca, el Midtjylland, lo desobedecí en una indicación táctica”, comentó.
“Faltaban diez minutos para que termine el primer tiempo y me pidió que juegue por la derecha, mientras que yo estaba jugando muy bien por la izquierda. Y le dije que no. Imaginate, haberle respondido eso, en medio del partido, hoy, con las cámaras…, estuvo perfecto que se enojara. Ahí ya supe que en el entretiempo me iba a sacar, y así fue. Pero en el vestuario del entretiempo se sobrepasó, cruzó los límites e intentó agredirme físicamente”, agregó.
Gómez había pedido una reunión con el presidente del Atalanta, Antonio Percassi, para explicar lo ocurrido y solicitaba una respuesta de Gasperini. Sin embargo, eso nunca ocurrió y pasó de ser una leyenda de la institución a ser relegado a las reservas.
“Pedí una reunión con el presidente del club [Antonio Percassi] y le dije que no tenía problemas en continuar, aceptando que me había equivocado: como capitán no me había comportado bien, había sido un mal ejemplo desobedeciendo al técnico”, expresó.
“Pero le dije al presidente que yo necesitaba una disculpa de Gasperini. Y le dije, también, que entendía que el presidente ni podía aceptar que el técnico hubiese intentado agredir a un jugador. Bien. Al día siguiente hubo una reunión de todo el plantel. Yo avancé y le pedí disculpas al entrenador y a mis compañeros por lo que había pasado. Y no recibí ninguna disculpa del técnico”, prosiguió.
“Entonces, ¿cómo había que entenderlo? ¿Lo que había hecho yo estaba mal y lo que había hecho él estaba bien? Ahí empezó todo. Después de unos días le comuniqué al presidente que no quería seguir en Atalanta trabajando con Gasperini. El presidente me comunicó que no me iba a dejar salir, que no me iba a liberar. Comenzó el tira y afloje y los costos fueron para mí: me separaron del plantel y terminé entrenándome solo con la reserva”, añadió.
El futbolista quería seguir en Italia, pero Percassi le cerró la puerta a otro equipo y solo lo iba a dejar salir si llegaban ofertas de Arabia o Estados Unidos, aunque el Sevilla apareció a último momento para llevárselo.
“Se comportaron muy mal conmigo. Porque eso no fue todo, ya que a partir de ahí me cerraron las puertas del fútbol italiano: No me querían dar a ninguno de los grandes de Italia porque decían que iban a reforzar a un rival directo. Sí llegaban ofertas de Arabia y de Estados Unidos y me querían mandar para ahí…, siendo el mejor centrocampista de la Serie A. Raro, se estaban comportando mal”, señaló.
“Gracias a Dios apareció el Sevilla, porque yo lo único que quería era seguir compitiendo en un gran nivel para poder estar en la Copa América. Esa era mi obsesión. Por eso esperé y esperé hasta el final, y por suerte apareció el Sevilla”, cerró.
Con información de La Nación