“Una crisis ecológica sin precedentes”, destacaba el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis. Los equipos de emergencia han estado luchando a lo largo de la semana contra los abrasadores incendios que empezaron en Grecia y que a día de hoy todavía no se han controlado. Cientos de fuegos han bañado el país heleno en los últimos días, miles de hectáreas se han quemado, superando en apenas horas la mitad de las carbonizadas en todo el año pasado, se ha lamentado la primera muerte y habitantes de varias zonas tuvieron que ser evacuados de sus casas, algunas ya destruidas por las llamas.
Por La Razón
“¿Irme? ¿A dónde? ¿Cómo voy a dejar que mi casa se queme?” dice desesperado a Reuters Giannis Kanellopoulos, un hombre de 71 años del pequeño pueblo de Lasdikas, cerca de la ciudad Olimpia. La antigua ciudad donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos se vio amenazada por uno de los incendios y las autoridades temían que el fuego pudiera afectar a estos restos arqueológicos, los cuales son una de las mayores atracciones turísticas del país. Por fortuna, la amenaza no fue a mayores y solo quedó en un susto.
Aunque los residentes tuvieron que abandonar la zona de forma obligada, Kanellopoulos optó por quedarse en casa y luchar contra las llamas, ayudando a los servicios de emergencia. Unos cuantos vecinos tomaron la misma decisión. “Pedí a niños, mujeres y a los más mayores que se vayan, pero el que pueda quedarse y ayudar que lo haga”.
No solo la devastadora ola de calor que azota Grecia, con temperaturas que superaron los 47ºC, es la que ha ido inquietando al país, sino también los fuertes vientos que se levantaron y que dificultaban controlar el fuego, incluso en puntos donde llovió. Marinos Anastopoulos, un granjero de Afidnas, pueblo de la región del Ática, declaró a CNN que el fuego llegó al mediodía con torbellinos de viento y las casas se quemaron, además de que muchos de sus animales, entre ellos conejos, pollos, ovejas y perros, fallecieron a causa del fenómeno.
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