El aumento de casos por Covid-19 en Argentina movilizó a todo el país, y su facilidad para esparcirse entre la población implantó la necesidad de traslados seguros. En Buenos Aires entró en juego un grupo de taxistas, que pasaron de ser el transporte típico de los porteños a dedicarse únicamente al traslado de pacientes, personal de salud y vacunas.
Desde abril de 2020 han realizado más de 120.000 traslados, según informaron fuentes oficiales.
“Al principio lo viví como un trabajo más, pero a medida que fue pasando el tiempo uno se compromete con esto, por todo lo que hemos pasado y los pacientes que trasladamos”, contó a Efe Leandro Crespo, quien forma parte de una flota de 200 taxistas convocados para llevar adelante esta tarea.
El operativo sanitario “DetectAr” fue lanzado en conjunto por el Ministerio de Salud y la Secretaría de Transporte y Obras públicas de la Ciudad de Buenos Aires. Los conductores fueron llamados por este último organismo para llevar a personas contagiadas de covid-19 hasta hospitales, centros de atención especializados y hoteles transformados en zonas de aislamiento.
Guillermo Figueroa fue el primer taxista en realizar estos viajes y relató a Efe cómo la recompensa de ayudar le permitió vencer sus temores al contagio. “Indirectamente estás salvando a alguien, poder ayudar en eso es algo emocionante”, agregó.
En uno de sus traslados debió llevar personal de salud a los asilos para vacunar adultos mayores.
“Cuando vas a vacunar a los geriátricos ves que los abuelos terminan aplaudiendo a las enfermeras y te vas dando cuenta que está buenísimo el laburo porque estamos en el medio de una tragedia”, remarcó.
Al menos 35 % de la población argentina está vacunada con la primera dosis, aunque solo el 9 % tiene las dos, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud Nacional.
Con el inicio de la segunda ola se disparó el promedio de muertes, entre 400 y 500 por día, alcanzando más de 93.000 fallecimientos desde el comienzo de la pandemia. En el conjunto mundial, Argentina se encuentra en el octavo puesto, detrás del Reino Unido pero delante de Italia, según el listado que elaboró la Universidad Johns Hopkins.
“HÉROES CON MASCARILLA”
Para evitar el contacto sospechoso, el protocolo sanitario dictó que los taxis se transformen en “burbujas”, y los asientos de los pasajeros están cubiertos con plástico y aislados del conductor.
Desde el techo del automóvil baja una larga funda que interrumpe la posibilidad de contagio, no así la calidez humana. Leandro explicó que los pacientes que dan positivo por covid-19 entran al auto en estado de ‘shock’: “Nosotros los vamos tranquilizando, hacemos de sostén y les decimos que no se preocupen”.
Los infectados son llevados a hoteles que dispuso el Gobierno de la capital, y según Leandro cumplen “función de hospital”. Los aislados son asistidos por médicos y enfermeros.
Luego del traslado, los vehículos pasan por una limpieza exhaustiva. En los lavaderos de autos, trabajadores cubiertos de la cabeza a los pies, con productos de limpieza y una manguera a chorro en mano, barren cualquier rastro de coronavirus.
El turno de trabajo de Leandro consta de diez horas y media, aun así para él “no es un tema de horarios sino de decisión propia y compromiso”. El primer pensamiento que tiene al finalizar su jornada y llegar a su casa es que hizo “algo bueno”.
“Creo que los taxistas que hacemos traslados sanitarios, el personal de salud y los coordinadores, nos convertimos en héroes”, expresó.
Leandro reflexionó sobre la evolución de su concepción de heroísmo: “Cuando era chico los héroes usaban capa, hoy los héroes usan barbijo”.
LA CONVOCATORIA
Para alcanzar los 2.000 traslados diarios, Gabriela Bivas, quien forma parte del equipo de la Secretaría de Transporte del Gobierno capitalino, informó a Efe que instalaron en la ciudad Unidades Febriles de Urgencia (UFU) en 19 hospitales con taxistas entre las 8:00 y las 3:00.
“Al día de hoy también estamos haciendo la logística de vacunación, los taxistas trasladan personal de salud y vacunas a los geriátricos, a domicilios, o a personas que no pueden acercarse al vacunatorio”, narró Bivas.
En un comienzo la convocatoria atrajo a un número reducido de choferes: “A medida que entre ellos se iban contando de qué se trataba, la protección que brindaba la burbuja y la desinfección, muchos empezaron también a autoconvocarse”, aclaró Augusto Morel.
EFE