El régimen postchavista aturdido, mayormente descompuesto después del 6D, más temeroso por el crecimiento de una masa democrática cuantificable como movimiento político democrático, cono energía para generar un cambio político expresión del gen democrático venezolano, en un acto público ensaya una solicitud acudiendo al constructo de la Memoria Pública. La Memoria Pública que registra hoy el venezolano es el hambre, la miseria exponencial, la persecución policial, la corrupción política y el intento del militarismo socialista de seguir de espaldas a la Constitución en apoyo a una tiranía en pleno siglo XXI. Tiranía que, como régimen militarista, es el responsable por la regresión política que viven Venezuela y los venezolanos.
La Memoria Pública que deja este régimen está cercana a las imágenes de los cañones, violencia y regresión política exponencial encubierta por un militarismo obsecuente, que la ciudadanía democrática repudia, razón por la cual demanda como ciudadanía un comportamiento para crecerse en la adversidad política, que le permita enunciar su encuentro con una real democracia acudiendo a un hecho electoral en condiciones legítimas y universales en la anunciada megaelección. La Memoria Pública inspirada en exhibicionismo armado, armamentismo y fuerza bruta militar es la revivencia del autoritarismo, de las fuerzas y engaños más la corrupción exponencial de un régimen nacido del golpismo militarista en 1992. Con un gobierno militar que derivó en gobierno militar de calle -expresión grotesca de la subpolítica y la antipolítica- de quienes desprecian al ciudadano y la democracia violando la Constitución.
La venezolanidad del 2021 está muy distante de la simbología político-militar. Está asqueada de imágenes, representaciones y fantasías que intenta el régimen fijar a juro, donde las acciones contrarias a la democracia está cercanas al fanatismo y al primitivismo político que emplea las fuerza-violencia para gobernar desde 1999. El venezolano demócrata 2021 como gran mayoría expresa su rechazo a la experiencia del militarismo, a quien encabezó esta insensatez política, económica y sobre todo ideológica. No es un acontecimiento político para movilizarlos… sino para desterrar cuanto tenga que ver con el militarismo y la militarización de la política y la sociedad.
La Venezuela del 2021 es democrática en su 91.8%, en consecuencia la Memoria Pública no puede aceptar el 5 de marzo que gire alrededor y demostrar voluntades que permitan el primitivismo armado como acto político por grotesco, inconstitucional, además de corrupto. La energía política del venezolano y sus Memoria Pública están orientadas hacia el devenir, que tendrá que ser la democracia, los demócratas y la Constitución. La democracia con la mayoría tiene claro lo desgraciado lo que es la remembranza del 5 de marzo, de quien presidió un régimen autoritario al margen de la Constitución y, sobre todo, potenció su violación sistemática. La Memoria Pública 2021 está azotada por el hambre, está arrinconada por el militarismo y, por lo tanto, en los demócratas no hay espacio para la Memoria Pública.
La Memoria Pública 2021 se mostrará para conservar actuación y acciones como evocaciones y reconocimiento constitucionales, el 5 de marzo no existe ningún estímulo, evidencia o imágenes para recordarlo ¡No en el venezolano demócrata, que es la mayoría! En consecuencia, es ridículo, es equívoco solicitar mediante una treta del elemento armado que el venezolano del 2021 avive la Memoria Pública. En el venezolano demócrata no tiene significación el 5 de marzo, no tiene razón para llamar a la memoria que recuerde cuando todo lo que pudiera recordar de esa fecha está cerca del dolo, de la violación de la norma y del irrespeto al sistema.
El ciudadano 2021 ha decidido reinstalar la democracia, en consecuencia hace uso de su curva de olvido hacia todo aquello que se relacione con una trampa política engañosa, como el militarismo y su dictadura que cuanto ha significado es una regresión política y una desgracia del venezolano. La curva del olvido se nutrirá del gen democrático y, con fuerza y energía, se apresta para activar y desarrollar un manifiesto rechazo a quienes han subyugado y destruido al sistema político venezolano, acomodando una tiranía grotesca y primitiva vergüenza del mundo y la postmodernidad.
El ciudadano demócrata 2021 montado sobre la curva del olvido no perderá tiempo como los furibundos e ignaros fanáticos en una supuesta Memoria Pública, que avergüenza a la Venezuela Estado, hociqueada y ofendida pero dispuesta a conquistar su dignidad. No y nunca anclada en la Memoria Pública fanática, antipolítica, militarista sumisa, sino todo lo contrario en la Memoria Pública que resguarda la ecuación democrática. Los aduladores de oficio, sirvientes de la violencia y seguidores del golpismo, pareciera que han comenzado a comprender que la mayoría de los venezolanos accionarán con una participación política contendiente para recrear una memoria que sí se corresponda con lo público, con lo constitucional, respetando el merco vigente y el gen democrático, lo cual muestra la Decencia Política y jamás la barbarie, la adulancia y, sobre todo, la mentira política.
Es original,
Dr. José Machillanda
Director de CSB-CEPPRO
@JMachillandaP
Caracas, 9 de marzo de 2021