Para el 27 de mayo, Chile, junto con Perú, había alcanzado las tasas de infección per cápita más altas del mundo en un promedio móvil de siete días, según Our World in Data, un sitio web de estadísticas independiente con sede en la Universidad de Oxford. Chile se estaba acercando rápidamente a las 80.000 infecciones y para entonces ya habían muerto más de 800 personas.
Por Rafael Romo | CNN en español
Adelantemos nueve meses y Chile está en una categoría totalmente diferente. Para el 9 de febrero, mientras algunos países latinoamericanos como Nicaragua aún no habían recibido ninguna vacuna, la nación andina de 19 millones ya había administrado más de un millón de dosis. Llegó a los dos millones el lunes y el ritmo de inmunización continúa mejorando.
Con 12,43 personas vacunadas por cada 100, Chile tiene ahora la quinta tasa de vacunación per cápita más alta del mundo después de Israel (79,48), Emiratos Árabes Unidos (53,43), el Reino Unido (24,3) y Estados Unidos (17,00).
Incluso lo está haciendo mejor que la Unión Europea (5,19) y China (2,82). Y su tasa es cuatro veces mejor que la de Brasil, que tiene la segunda mejor tasa de América Latina (2,77), según los datos de la base Our World in Data.
¿Cómo pudo Chile para dar vuelta la situación y convertirse en referente en la vacunación?
En primer lugar, su gobierno decidió muy pronto no escatimar esfuerzos en adquirir la vacuna… cualquier vacuna. El gobierno chileno ha gestionado la compra de 35,7 millones de dosis hasta el momento, lo que significa que tendrá la capacidad de vacunar a más del 90% de su población.
Según el ministro de Salud de Chile, el Dr. Enrique Paris, el país ha adquirido o está en proceso de recibir 10 millones de dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech y otros 10 millones de Sinovac. Posteriormente, el país llegó a acuerdos con Covax (OMS), Johnson & Johnson y AstraZeneca para alcanzar los 35,7 millones en total.
El doctor Elmer Huerta, colaborador de CNN en Español y experto en salud pública y políticas de salud en América Latina, dice que esta estrategia de múltiples frentes ha tenido mucho éxito. «Chile no dudó en hacer contratos con Sinovac, Pfizer o AstraZeneca. La clave fue que desde muy temprano Chile se dio cuenta de que era necesario cerrar múltiples acuerdos con fabricantes de vacunas. En América Latina, Chile es uno de los países mejor posicionados para hacer negocios y eso le ha dado una ventaja», dijo Huerta.
Y luego, las autoridades chilenas han estado ocupadas convirtiendo cualquier espacio público que pueden en un centro de vacunación. CNN visitó recientemente un patio en el campus de la Pontificia Universidad Católica de Chile en Santiago. Un espacio en el que normalmente verías a los estudiantes universitarios relacionándose se había convertido en una clínica altamente organizada y eficiente. Ese es uno de los muchos centros de vacunación contra el covid-19 en todo el país.
Un proceso ‘muy bien organizado’
Gabriela Valderrama, una residente de Santiago que recibió su vacuna en el campus universitario, describió el proceso como «fantástico» y «muy bien organizado». «Creo que es fenomenal que tengan diferentes días para diferentes grupos de edad», dijo.
Además de las escuelas y los edificios gubernamentales, las autoridades de salud han abierto sitios de vacunación en todo el país en lugares como centros comerciales y estadios de fútbol.
«Una cosa es comprar una vacuna y tenerla disponible y otra totalmente diferente es inyectarla en los brazos de las personas. De eso se trata la logística. Chile ha tenido una gran distribución y vacunación. Ha abierto centros de vacunación en lugares estratégicos que son cerca y convenientes para la gente, a diferencia de Estados Unidos, donde comenzamos a vacunar a la gente en hospitales y sitios grandes donde la gente se agolpa rápidamente «, dijo el Dr. Huerta.
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