El papa Francisco pidió hoy que la gente se libere de la “dictadura del propio yo”, centrada en las preocupaciones personales y que solo conduce al miedo y a la angustia, y les animó a abrir su corazón a la adoración de Dios.
Es necesario “dejar de lado el cansancio y las quejas, salir de las limitaciones de una perspectiva estrecha, liberarse de la dictadura del propio yo, siempre inclinado a replegarse sobre sí mismo y sus propias preocupaciones”, dijo Francisco, durante la misa que presidió este miércoles en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la Epifanía.
En su homilía, Jorge Bergoglio alentó a las personas a abrirse a la adoración, porque de lo contrario cuando se fija “la atención exclusivamente en los problemas, rechazando alzar los ojos a Dios, el miedo invade el corazón y lo desorienta, dando lugar a la rabia, al desconcierto, a la angustia y a la depresión”.
“Sí, el ser humano necesita adorar, pero corre el riesgo de equivocar el objetivo. En efecto, si no adora a Dios adorará a los ídolos, y en vez de creyente se volverá idólatra”, apuntó.
Francisco subrayó que, “con el paso del tiempo, las pruebas y las fatigas de la vida -vividas en la fe- contribuyen a purificar el corazón, a hacerlo más humilde y por tanto más dispuesto a abrirse a Dios”.
Y defendió la necesidad de rechazar que “los cansancios, las caídas y los fracasos” empujen a las personas “hacia el desaliento”, pues si se admiten con humildad sirven para avanzar en el camino de la vida.
“Es necesario ‘ver’ más allá del velo de lo visible, que frecuentemente se revela engañoso”, argumentó Bergoglio, al tiempo que elogió las miradas que, “sin dejarse deslumbrar por los fuegos artificiales del exhibicionismo”, buscan “en cada ocasión lo que no es fugaz”.
Francisco presidió esta misa por la Epifanía en el Vaticano después de que una dolorosa ciática le impidiera acudir a las de Fin de Año y de Año Nuevo.
La misa comenzó a las 10.00 horas locales, cuando el papa recorrió el pasillo central de la basílica vaticana, mientras el coro entonaba el “Adeste fideles”, y se dirigió hasta la imagen del Niño Jesús, situada a los pies del altar papal, para adorarla. EFE