El Ejército estadounidense ha confirmado este sábado una serie de ataques aéreos efectuados la pasada noche contra la organización yihadista Al Shabaab en la región de Bajo Shabelle, según ha hecho saber el Mando para África del Ejército de Estados Unidos, AFRICOM, uno de los cuales habría destruido una emisora de propaganda del grupo.
Concretamente, el Ejército norteamericano efectuó dos ataques aéreos en Kunya-Barow, en el centro-sur de la costa de Somalia (este del país), sin causar bajas civiles. Los objetivos eran dos “complejos” de Al Shabaab, uno de los cuales destruyó la emisora, según el medio somalí Halbeeg.
Según la evaluación inicial “los ataques resultaron en la destrucción de ambos complejos que tenían como objetivo”, según el comunicado, en una acción que demuestra el compromiso continuo de Estados Unidos con Somalia y sus socios regionales”, según el director de operaciones del Comando de África de Estados Unidos, general de división Joel Tyler.
“Conservamos los medios y la voluntad de atacar la red terrorista de Al Shabaab cuando sea necesario para proteger la región y, en último término, nuestra propia nación”, ha añadido.
Estos ataques son una muestra de la voluntad de Estados Unidos de seguir implicado en el conflicto de Somalia después de que el Pentágono anunciara el mes pasado que el presidente del país, Donald Trump, había ordenado la retirada de los entre 650 y 800 efectivos desplegados en Somalia a principios de 2021, en el marco de su compromiso de llevar de vuelta a casa a los soldados desplegados en el extranjero.
Según han desvelado los medios estadounidenses, el grueso del contingente será trasladado a Kenia y Yibuti.
“Al Shabaab sigue siendo una amenaza para el futuro de Somalia y los intereses de Estados Unidos, y continuaremos interrumpiendo sus esfuerzos para aterrorizar a los civiles”, ha declarado el comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta-Quartz, el general Dagvin Anderson. “Nuestros ataques ayudan a desequilibrar a estos terroristas para ayudar a nuestros socios a que aborden problemas más profundos como la gobernanza y el desarrollo”, ha añadido.
Somalia es un país hundido en el caos desde el derrocamiento del régimen militar del presidente Siad Barré en 1991, seguido de una guerra de jefes de clanes y del aumento del poder del grupo Al Shabab, que controló Mogadiscio hasta que fueron expulsados en 2011.
Sin embargo los islamistas radicales vinculados a Al Qaida controlan vastas zonas rurales desde las que lleva a cabo operaciones de guerrilla y ataques suicidas, incluso en la capital, contra objetivos gubernamentales, de seguridad o civiles.
Al Shabaab, con sede en Somalia, fue designado como un movimiento terrorista por Estados Unidos en 2008.
El grupo es una amenaza importante en la región, según afirmó el Inspector General del Pentágono en un informe muy reciente. “Continúan adaptándose, resistiendo y sigue siendo capaz de atacar los intereses occidentales y de sus socios en Somalia y África Oriental”, señaló.
El propio jefe del Estado Mayor estadounidense, el general Mark Milley, admitió el miércoles que Al-Shabab seguían siendo “una amenaza” que debía ser “vigilada”.