Luego pusieron en marcha el Plan Bolívar 2000, manejado por militares, excluyendo a los alcaldes y gobernadores que no se rindieron a los pies de Chávez. Eso fue un vendaval de corruptelas que dejaron impunes porque para ellos todo lo que se hace en revolución está más que justificado. El paso siguiente fue crear los violentos Círculos Bolivarianos que a modo de CDR cubanos acosaban a los vecinos en barrios y urbanizaciones que no le rieran las gracias al líder galáctico. La historia de los descendientes de ese primer cuadro represivo es más que conocida. Los Colectivos fue un derivado de ese instrumento al servicio del sectarismo que a su vez trastocó en grupos paramilitares que aunados a las mega bandas, siguen estremeciendo la paz de un país sumido en la violencia. Y todo gracias a esos dislates que le dan licencia a Diosdado Cabello a decirle a los venezolanos que “si no votan no comen”.
¡Es el propio Apartheid Político! Un crimen de lesa humanidad que se mezcla con las ejecuciones extra-judiciales perpetradas por la corporación criminal que encabezan Maduro y su carnal Diosdado. Es la expansión de los estribillos chavistas calificando de escuálidos o de apátridas a todo aquel venezolano que no se arrodille ante su deidad. Es la discriminación más aberrante que uno se pudiera imaginar que suceda en pleno siglo XXI.
Pero ¿De qué nos podemos extrañar? ¿Acaso nos olvidamos de la obligación de sacar el carnet de la patria, si aspiras recibir un beneficio que le correspondería a cada venezolano de pleno derecho? Pues no lo olvidemos. Eso ocurre en regímenes donde el socialismo es eso, exclusión, sectarismo, extorsión, en donde opinar es un delito y en donde te amenazan ¡hasta con quitarte la vida! si protestas contra esos dictadores.