Al mayor general de la Aviación, Giuseppe Yoffreda, con toda propiedad se le puede calificar como el más poderoso de los menos conocidos funcionarios de la administración chavista. Hoy Embajador en Qatar, por una década controló las compras del Estado en el extranjero desde dos empresas, Corpovex y Veximca. De esta última el Departamento del Tesoro hizo seguimiento por las multimillonarias transferencias en dólares hechas, sobre todo, a desconocidas compañías en Florida que gestionaban allegados al oficial.
Por EWALD SCHARFENBERG / armando.info
“Las transacciones vistas a través de JPMC y descritas más arriba no parecen respaldar la declaración de misión-visión de Veximca”, comentaba, entre asombrada y sarcástica, la oficial de cumplimiento del banco JPMorgan Chase (JPMC) que en diciembre de 2012 firmaba un Reporte de Actividad Sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) de siete páginas dirigido a las autoridades de la Red de Control de Crímenes Financieros (FinCEN, acróstico en inglés), la unidad de inteligencia del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Por muchos años el Banco Central de Venezuela (BCV) había mantenido un acuerdo de corresponsalía con el JPMorgan Chase para completar las transacciones internacionales en dólares del ente monetario de la rica -hasta entonces- nación petrolera de América del Sur. Ello permitía a los ejecutivos de compliance de la corporación bancaria de Nueva York monitorear las operaciones ordenadas desde Caracas e informar a las autoridades en Washington sobre aquellas que mostraran rasgos inusuales, tal como estaban y siguen estando obligados por la Ley de Secreto Bancario (Bank Secrecy Act) de 1970.
En la ocasión se trataba de las voluminosas órdenes colocadas por el BCV a nombre de una joven empresa del Estado venezolano, Veximca (Venezolana de Exportaciones e Importaciones C.A.). Fundada en 2008 por decreto de Hugo Chávez, Veximca tenía registrada ante JPMorgan Chase una dirección física que correspondía a la sede de la Vicepresidencia Ejecutiva de la República Bolivariana de Venezuela, a la que la compañía estaba adscrita: Avenida Urdaneta, Esquina de Carmelitas, Caracas. Para la fecha, Nicolás Maduro se desempeñaba como Vicepresidente de Venezuela, mientras el presidente Hugo Chávez agonizaba en La Habana. Un alto oficial de la Aviación Militar Bolivariana, Giuseppe Yoffreda Yorio, figuraba como presidente de Veximca.
Según el relato de JPMC, el informe de diciembre de 2012 era el tercero de un seguimiento iniciado a la “wire activity” (actividad de transferencias electrónicas) de Veximca en septiembre de 2011, que también había generado otro reporte en septiembre de 2012.
Varias cosas sobre Veximca habían llamado suficientemente la atención de los oficiales del banco en Nueva York como para apretar los botones de alarma. Una, la cuantía de las remesas: solo ese tercer reporte se refería a transacciones por casi 230 millones de dólares. En segundo lugar, que, a pesar de que la propia denominación comercial de la empresa aseguraba que se dedicaba a la “exportación e importación” de bienes, “con excepciones menores”, decía el documento enviado al Departamento del Tesoro, las transacciones registradas eran egresos “presumiblemente destinados al pago de importaciones” y “ningún ingreso por pago de exportaciones se ha observado”. Y la tercera: quedaba en evidencia que dos de cada tres beneficiarios de tales pagos correspondían a un puñado de empresas localizadas en el estado de Florida que “o bien son oscuras, o pertenecen a categorías del más alto riesgo”.
En el JPMorgan Chase apenas se habían ocupado de revisar el website oficial de Veximca, y esa comprobación primaria había bastado para encontrar una contradicción en línea: la misión-visión de la empresa venezolana proclamaba entonces su propósito de “permitir al país alcanzar niveles más altos de desarrollo y mejorar la calidad de vida y bienestar de la población”.
“Pareciera que una agencia dedicada a la promoción del desarrollo también exportaría bienes para así traer fondos a la nación”, apuntaba no sin sorna quien desde el JPMC redactó el reporte, uno de los 2.100 documentos que forman parte de la filtración recibida por Buzzfeed News y que, compartidos con el Consorcio Internacional de Periodistas Investigativos (ICIJ, por sus siglas en inglés) y otros 108 medios en 88 países -entre ellos, Armando.info- dieron lugar a los FinCEN Files.
Para coronar sus sospechas, la ejecutiva del banco concluyó: eran evidencias de un posible esquema de structuring. Así se llama en la jerga especializada al método por el que una operación grande de lavado de dinero o fraude se segmenta en una serie de transacciones pequeñas, más difíciles de detectar en el sistema bancario como parte de un mismo flujo de dinero.
De ese modo quedó archivada en los recovecos de la administración pública estadounidense una muestra del poder y discrecionalidad adquiridas por Giuseppe Angelo Yoffreda Yorio, un opaco oficial de la Fuerza Aérea, hijo de comerciantes italianos asentados en el estado Aragua, entidad del centronorte de Venezuela que es también cuna y corazón de la aviación militar.
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