La CIA y los servicios de inteligencia alemanes controlaban dos empresas suizas especializadas en cifrado y no una, como se creía hasta ahora, con el objetivo de espiar más fácilmente, reveló la televisión pública SRF, lo que llevó a varias autoridades a pedir una investigación.
En febrero, una investigación conjunta del Washington Post, la televisión alemana ZDF y la radiotelevisión suiza de habla alemana SRF reveló que la CIA, en asociación con los servicios alemanes, había tomado el control en 1970 de la empresa Crypto AG, lo que les dio acceso a valiosa información secreta.
Pero según reveló la SRF esta semana, una segunda compañía suiza más pequeña, Omnisec, fue usada de la misma manera.
Hasta hace dos años, cuando quebró, Omnisec vendía material de cifrado de voz, fax y datos a gobiernos de todo el mundo.
Al igual que Crypto AG, los productos de la compañía permitían a espías estadounidenses y alemanes acceder a mensajes que sus clientes consideraban seguros.
Omnisec también vendió dispositivos de su serie OC-500 a agencias federales suizas, así como al mayor banco del país, UBS, y a otras empresas privadas suizas, revela SRF.
Un descubrimiento que provocó fuertes reacciones, ya que el escándalo de Crypto aún está muy presente.
“Esto plantea la cuestión del espionaje incluso en el país”, dijo Hans-Peter Portman, un diputado del Partido Liberal, a la cadena de televisión.
El codirigente del Partido Socialista, Cedric Wermuth, pidió una investigación parlamentaria. “¿Cómo puede suceder algo así en un país que se dice neutral, como Suiza?”, se preguntó en declaraciones al canal.
En octubre una investigación parlamentaria sobre el caso Crypto AG llegó a la conclusión de que los servicios de inteligencia suizos se habían aprovechado del control de esa compañía por parte de la CIA y los servicios de inteligencia alemanes, pero no habían informado al gobierno federal.
Entre los clientes de Crypto estaban Irán, varias juntas militares latinoamericanas, India, Pakistán, Arabia Saudita, Libia y el Vaticano, según el Washington Post.
AFP