Nadie osaba desafiar a las fuerzas imponentes del más allá, cuyo poder tomó fuerza en espléndidas leyendas que se convirtieron en un ícono representativo de los Llanos venezolanos. Nada es lo que parece en las tierras del estado Guárico, un sendero con paisajes alucinantes, pero también inquietantes.
Abrazado por llanuras infinitas, tormentas y naufragios, historias tenebrosas, carreteras hostiles que han reclamado numerosas vidas, y pueblos misteriosos donde la oscuridad y el silencio de la noche tienen el sonido más aterrador. Néstor Guzmán, en su larga travesía desde el municipio Chaguaramas, ha escuchado todos los riesgos y azares de los lugareños. Siempre fue incrédulo, hasta que algunas experiencias espeluznantes lo hicieron creer. Y tú, ¿has experimentado algo similar?
Escrito por Elizabeth Gutiérrez/ Fotografías por Luis Hung / lapatilla.1eye.us
Néstor Guzmán es un campesino nativo de El Arbolito, uno de los pueblos que pertenecen al municipio Chaguaramas del estado Guárico. Desde pequeño, se pasea en esta zona y se conoce cada rincón de memoria. Creció entre el calor de su familia, las costumbres de sus antepasados y lo que creyó hasta hace poco como “cuentos de camino”.
Guzmán siempre fue reacio a las leyendas que circundaban en la región. Nunca tuvo temor a los relatos de sus familiares y amigos. Siempre fue el burlón de los episodios de espantos. Hasta que le tocó ser el protagonista, en varias ocasiones.
El muerto del árbol
Néstor cuenta que uno de sus mejores amigos se quedó hasta tarde en una fiesta y cuando iba rumbo a casa, se topó con el popular muerto del árbol o como también se le conoce muerto de la mata. “Mi amigo vio al fantasma colgando del árbol. No es un invento. Se asustó y pegó tremenda carrera”, confiesa.
Encuentro con el “venado”
Según cuenta, era jueves Santo. Sus hermanos siempre le aconsejaron una y otra vez que durante esas fechas está prohibido cazar. Pero él decidió ir con su compadre. “Le dije vámonos, compadre. No esté creyendo en esas pendejadas”, expresa.
Encendió su camioneta y se sumergió en la llanura. Detuvieron el vehículo y caminaron unos kilómetros hacia el lugar de costumbre para capturar a su presa. “Apareció un extraño venado. Era muy grande, con una enorme caramera. Jamás pelo un tiro. Le lancé un disparo. El animal nunca se movió. Luego se volteó y me miró fijamente. Fue entonces cuando comenzó a crecer y cambiar de forma. Mi compadre dijo: Vámonos. Esto no pinta nada bueno”.
Comenta que corrieron y de pronto escucharon golpes muy fuertes en la camioneta, con sonidos perturbadores. Llenos de asombro, se apresuraron al vehículo. Al llegar, no había rastro de personas alrededor. Cuando tomaron carretera, la silueta de una mujer apareció en el camino. Nunca mencionó nada y en el momento menos pensado, el espanto desapareció. Ese día entendió que hay presencias inexplicables, pero reales.
El silbido “más escalofriante”
Don Guzmán dice que hace unos meses, luego de una acalorada discusión con su esposa, se fue de caza solo y fue sorprendido como nunca antes. “Había muchas vacas. De repente, todas se aislaron como si estaban viendo algo. Se arrejuntaron y yo no veía nada. Luego, escuché un silbido. No había nadie más. Tiempo después, lo oí tan fuerte que sentí que me traspasó el tímpano. Fue el sonido más escalofriante que puedas imaginar. Se me puso la piel de gallina”, recuerda.
Desde que Guzmán escuchó al Silbón, más nunca salió de noche. Ahora, le guarda un profundo respeto a las fábulas de su pueblo. También, asegura que muchos pobladores han escuchado a La Llorona. Otros, fueron horrorizados por El Jinete sin Cabeza y la maligna Ánima del Candil.
Por otro lado, habló sobre la pavorosa recta de “Las Maravillas”, que comunica la ciudad de “Calabozo” con “Dos caminos”, donde afirma que han ocurrido numerosos accidentes. Al parecer, esta carretera está azotada por un “embrujo”. De acuerdo a lo que ha escuchado, las ánimas de los fallecidos se atraviesan en medio de los conductores y provocan el siniestro.