Maradona tuvo una vida de película y una despedida acorde. El desconsuelo popular, la algarabía, lo mítico y lo pasional estuvieron presentes en su despedida terrenal, tan llena de desbordes como lo fue su vida.
“Fue un ídolo popular que encarnó como nadie la patria para los argentinos”, explica a la AFP Diego Murzi, doctor en Ciencias Sociales y presidente de la ong Salvemos al Fútbol de lucha contra la violencia en este deporte.
El funeral fue un volcán de pasiones que desbordó en excesos porque “no estuvo a la altura de la figura de Maradona, fue de apenas 10 horas, acotado a Buenos Aires, algo casi clandestino”, opinó.
La irrupción de hinchas al velatorio en la Casa Rosada violando todo control, el retiro de urgencia del féretro, la polémica represión policial callejera y la emotiva despedida de la caravana fúnebre a lo largo de 30 kilómetros, fueron un vértigo de emociones ‘maradonianas’.
Dos días después de su muerte de un paro cardíaco a los 60 años, el gobierno del peronista Alberto Fernández y el del liberal alcalde de Buenos Aires Horacio Rodríguez Larreta se culpan mutuamente por el final de caos que tuvo el velatorio público del jueves.
“Maradona fue siempre un ídolo en disputa, entre la política, entre la familia y entre la gente” dijo Murzi.
“Maradona genera desborde popular”
A las peleas de los deudos, entre hermanastros, exparejas, cuñadas y sobrinos, se suman las peleas de los políticos.
La policía de la alcaldía reprimió con gases y balas de goma a centenares de personas que acudían al funeral.
“Era previsible, para muchos Maradona era parte de su familia y consideraban un derecho ir a su funeral”, analiza Murzi.
Una serpiente humana de veinte calles desafió al covid-19 apilados unos a otros y aguardó horas de pie bajo el sol para decirle adiós a quien tantas alegrías les trajo en vida.
Cuando se anunció el fin del velatorio público, según la hora fijada por la familia, la frustración derivó en disturbios.
“La posibilidad de que haya incidentes en un evento relacionado al fútbol siempre esta latente en Argentina, incluso un funeral”, apunta Murzi.
Hubo también hinchas violentos trepando las rejas de la Casa Rosada y tomando dominio del patio interior de la sede gubernamental.
“Debimos haber previsto la presencia de barrabravas” hizo su autocrítica este viernes el presidente. “Queda claro que Maradona genera una suerte de desborde popular que nos excede a todos”, justificó Fernández.
También hubo morbo y amenazas. Las repudiables fotografías con el pulgar en alto junto al cadáver que se tomaron los empleados de la funeraria y se viralizaron por redes, provocaron indignación y también ira de los hinchas que prometieron venganza en mensajes anónimos de dudosa procedencia.
“Pido perdón a todos”, imploró este viernes Claudio Fernández, uno de los que aparece en las fotos.
De todos
Para Murzi hay un fenómeno social en torno a Maradona, la idea de que en tanto ídolo a todos les pertenece.
“La pregunta es de quién era Maradona, si es de todos, ¿ahora de quién es el cuerpo?”, se pregunta Murzi al vaticinar que el cementerio privado se convertirá, inevitablemente, en un lugar de culto y peregrinaje.
El paso de la caravana fúnebre hasta el cementerio detuvo el tránsito en las autopistas. Los automovilistas bajaban de sus vehículos para gritar “¡Maradooooo Maradoooo!”. Desde las terrazas de casas sin terminar familias enteras blandían casacas argentinas con el ’10’, emblema del ‘D10s’. Argentina lo despidió como vivió: sin medias tintas.
AFP