Cada espacio que caminan los caraqueños, como ya hemos visto en entregas anteriores, posee una historia, que comúnmente data en si desde la época colonial, este es el caso de la emblemática Sabana Grande, centro residencial, comercial y cultural (diurno y nocturno) innato en el Distrito Capital de Venezuela.
lapatilla.1eye.us | Katerín García
Esta historia deriva desde 1743, según los registros históricos nacionales, donde se indica que en un principio su nombre era Calle Real de Sabana Grande.
Nombre: ¿A raíz de qué?
Resulta que en ese tiempo, lo que conocemos hoy como un lugar con grandes infraestructuras, centros nocturnos, restaurantes, hoteles, entre otros era tal como su nombre refiere, una “sabana grande”.
Este sitio, era utilizado como el paso hacia el este del valle de Santiago de León de Caracas, por donde cruzaban caballos, mulas y carretas para los hatos, pueblos y haciendas, surtiendo de esta manera con alimentos esos espacios.
Luego de 109 años (1852) comenzó a formar parte de la parroquia y a su vez de la ciudad, ya que poseía un alto número de residentes.
Lo que rodea este lugar – Por el norte “La Florida”, al sur “Bello Monte”, al este “Chacaíto” y al oeste “Los Caobos” siguiendo por “Plaza Venezuela” – anteriormente conformaban un conjunto de tierras agrícolas principalmente productoras de café ¿Será de aquí el amor al cafecito recién colao´ por la mañana que hace feliz los caraqueños?, sin embargo también se producía caña de azúcar y realizaban la destilación de ron y aguardiente.
Entre los productores de la época podemos encontrar a la Hacienda Ibarra o Hacienda Bello Monte, que se extendía hasta lo que hoy conocemos como la Universidad Central de Venezuela, parte de Colinas de Bello Monte y Las Mercedes (actualmente allí hay un sector de la infraestructura de la UCV y la Concha acústica de Bello Monte) entonces podemos definir que Calle Real llegaba hasta lo que hoy día conocemos como Chacao.
Sobre esta hacienda, tenemos como curiosidad que el Libertador, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco se alojó en su última visita a Caracas, y redactó junto a José María Vargas, el decreto para la fundación de la Universidad Central de Venezuela en 1827, que funcionaría en el Convento de San Francisco ubicado en el centro de Caracas, la actual Universidad Católica Santa Rosa.
¿Una casualidad?
Cien años más tarde, “La casa que vence las sombras” (UCV) fue trasladada al espacio que ocupa hoy día, tras la reinstauración de la misma durante el gobierno de Isaías Medina Angarita que comenzó en 1942 y en la década de los sesenta tuvo una inauguración parcial.
“A la orilla del antiguo camino entre Sabana Grande y Chacao se hallaba el punto de “Chacaíto” con sus pulperías y casas de corredor. Hacia el Sur se encontraban las vegas y el trapiche de la Hacienda Bello Monte, donde Bolívar transcurrió largas temporadas de su juventud. Muy cerca de este sitio cruzaba el primitivo sendero que conducía a las poblaciones de Baruta y El Hatillo no sin antes tener que atravesar el río Guaire por un estrecho y hermoso puente colgante” relató María Sigillo en un artículo referente a Caracas en Retrospectiva.
La evolución del conocido e imponente bulevar fue un cambio total, que comenzó en 1881 cuando le fue instaurada la tercera línea del tranvías de la ciudad, con la ruta “La Campiña-Sabana Grande”, en ese momento jalados por caballos en una especie de carruajes para el entonces “modernos”. Pero, no fue hasta 1912, que comenzó el tránsito vehicular por estas calles tras la creación de una línea de transporte entre la Plaza Bolívar desde el centro de Caracas, hasta el pueblo de Petare en el extinto estado Guzmán Blanco, zona vecina a la capital que desde 1889 fue renombrado como estado Miranda.
Sin embargo, su progreso como cosmopolita tuvo un estanque, renaciendo de forma esplendorosa en la década de los 60, donde se inundó de vida citadina, con anuncios, tiendas, restaurantes, edificaciones residenciales y cafe´s al aire libre comenzando en la calle Lincoln donde las luces de neón al mejor estilo de las Vegas o Broadway juntaban a literatos, artistas y pensadores en busca de una bebida para conversar debido a la cercanía que se presenta con la ciudad universitaria más grande de Venezuela.