En plena segunda ola de contagios, la atención de la población mundial se dirige a los laboratorios que están desarrollando posibles vacunas y tests de detección del coronavirus. En España, un proyecto en fase de desarrollo podría suponer un antes y un después en las pruebas de coronavirus, pues permitiría detectar el virus de una forma mucho más rápida, eficaz y menos invasiva.
ELENA OMEDES || 20 MINUTOS
Se trata de un test rápido que permitiría detectar la Covid-19 en unos 30 minutos. El proyecto, liderado por la profesora del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, Laura Lechuga, y llamado ‘Convat’, se basa en nanotecnología biosensora óptica para poder detectar el coronavirus a partir de la muestra del paciente y sin necesidad de realizar los análisis en laboratorios clínicos centralizados.
La novedosa tecnología con la que se está desarrollando este test español -que es uno de los proyectos financiados por la Comisión Europea para el estudio del coronavirus-, permitiría diferenciar la infección por coronavirus de la infección por gripe común. Además, el dispositivo será capaz de detectar otros tipos de coronavirus presentes en animales, con el objetivo de monitorizar y vigilar una posible evolución de estos tipos y prevenir así un brote como el que desencadenó la pandemia mundial.
No es realmente un test en sí, sino que es más bien un dispositivo que funciona con una tecnología muy similar a los que utilizan los diabéticos para medirse la glucosa en la sangre. “Es un dispositivo que lleva unas tiras donde se pone, en este caso, la saliva del paciente; pero el aparato en sí te sirve para hacer muchas medidas, solamente hay que cambiar la tira”, explica a 20minutos la profesora del Centro Superior de investigaciones Científicas (CSIC). Lo que hace este “sofisticado” dispositivo, por tanto, es “medir el virus sin ‘machacarlo’, que es lo que hacen las PCR”. Es decir, en vez de medir las proteínas que quedan sueltas tras romper el virus, mide “el virus entero”, por lo que facilita resultados totalmente específicos y evita los falsos positivos que pueden dar las PCR al detectar otras proteínas.
“Otra ventaja es que no solamente te da un ‘sí’ o un ‘no’, sino que también te cuantifica la carga viral que, aunque no esté relacionado con el curso de la enfermedad, siempre es un valor relevante”, explica la investigadora, afirmando que puede ser un dato muy útil para los profesionales sanitarios que quieran hacer un seguimiento de un paciente infectado.
¿Cómo detecta al virus?
El dispositivo, según explica Lechuga, funciona con la misma tecnología que tenemos en móviles u otros aparatos, a través de microchips. “Solamente que, en nuestro caso, nosotros hacemos circular botones de luz, en vez de electrones como en los circuitos convencionales”, cuenta.
Lo que ellos hacen anteriormente es anclar a la superficie del dispositivo una proteína específica del virus (proteína de espiga S), que “atrapa” al virus; lo que hace que la luz que va “viajando” cambie de velocidad y se pueda medir.
“Nosotros sabemos cómo poder atrapar solo al virus; todo lo demás que haya en la saliva del paciente somos capaces de obviarlo”, destaca la profesora, añadiendo que, además, se obtiene el resultado en tiempo real al obtener la señal, que da un valor numérico en la pantalla.
Un paso hacia el fin de la dependencia tecnológica
El dispositivo tiene una serie de ventajas, pero hay una en concreto que Laura Lechuga ha querido destacar: se trata de tecnología española. La dependencia tecnológica de España, según señala, es “brutal”, y es un asunto “que nos estamos planteando como algo grave, porque imagínate que la pandemia hubiese sido mucho peor; realmente cada país se dedica a sus ciudadanos, ¿no?, por lo que se lo reservan primero para ellos mismos”.
Entonces, si España tiene la capacidad, “¿por qué no desarrollar esas capacidades tecnológicas o tenerlas listas en caso de próximas pandemias o posibles problemas que seguramente vendrán?”, plantea la científica.
Tecnología pionera
En España, hay otros grupos de investigación que también están intentando hacer este tipo de dispositivos con otras tecnologías, “pero quizás la nuestra está más adelantada”, afirma Lechuga, en el sentido de que es una tecnología “única”, “sofisticada”, patentada a nivel internacional y con una “sensibilidad muy alta”, que ya han probado con otras aplicaciones.
“Llevamos muchos años trabajando en esto. La hemos probado con otros microorganismos, en bacterias, con otros tipos de proteínas, de biomarcadores indicativos (por ejemplo, la aparición de un cáncer), etc. “Es decir, es una tecnología que ya está, por así decirlo, madura”, asevera, asegurando que hay otros grupos desarrollando tecnología de diagnóstico, “pero quizás nosotros somos de los pocos que realmente hacemos dispositivos completos, con un prototipo muy adelantado, ya casi a nivel pre comercial”.
Un test mucho más accesible
Los dispositivos, una vez estén listos para comercializar, podrán utilizarse en centros de salud, en urgencias, “e incluso se podría plantear la posibilidad de usarlo en farmacias”, afirma la investigadora, señalando que entonces “ya no serán necesarios laboratorios o técnicos especializados, que es el problema que tenemos con las PCR”. Según Lechuga, se habla mucho de los cribados masivos, pero afirma que, luego, todas las pruebas terminan acumulándose en los laboratorios de análisis “porque seguimos teniendo plantillas muy reducidas de técnicos, y no se da a basto”.
Prevén que pueda estar listo “entre diciembre y enero”, aunque destacan que, al tratarse de un proceso de investigación, puede ser un poco más lento; pues tienen que validar con las muestras de pacientes y coordinarse con sus compañeros del Hospital de Italia (con quienes están desarrollando el proyecto). Además, una vez las pruebas den resultados favorables, “habrá que ver la ruta de comercialización más rápida”.
“Cuando tienes un prototipo, por muy bien que funcione en el laboratorio, hay que adaptarlo a hacer un producto comercial y fabricarlo a miles y millones. Es un paso importante”, explica la científica, añadiendo que, aunque sus previsiones apuntan al año que viene, “no es tan sencillo llevarlo al mercado”.
El dispositivo, además, tienen previsto implantarlo como uso general. Es decir, que sirva, para medir otros coronavirus u otros patógenos. “La idea es tener tecnología nacional que se pueda usar para más aplicaciones”, concluye.