Dos grandes laboratorios de China debieron emitir comunicados alertando a la población por estafas que se producían online, luego de que se informara sobre la venta de vacunas falsas para combatir el COVID-19. La producción ilegal se da gracias a la industria clandestina de fármacos que se desarrolla en todo el país asiático con pocos controles por parte de las autoridades del régimen.
Por infobae.com
Las publicidades -que aparecen en plataformas de redes sociales como WeChat y Weibo- alientan a comprar las supuestas dosis que podrían prevenir la enfermedad producida por el coronavirus Sars-CoV-2, nacida en Wuhan, provincia de Hubei, en noviembre pasado. “Contáctame si necesitas la vacuna contra el coronavirus”, invita el aviso que indica que el producto se lanzará oficialmente el próximo 2 de septiembre.
Los estafadores aseguran vender la vacuna del laboratorio Sinovac Biotech, el que más próximo está en aquella nación de alcanzar la aprobación definitiva luego de concluir con sus ensayos clínicos. Desde la compañía farmacéutica advirtieron que la publicidad no era auténtica y que el producto en cuestión estaba siendo probado en Brasil e Indonesia.
Liu Peicheng -director de Comunicaciones de la firma- emitió una breve aclaración al diario South China Morning Post, en el cual dijo que las publicidades no pertenecían a su empresa. Sin embargo, se negó a confirmar si las vacunas eran reales o incluso habían sido producidas por Sinovac. “Contáctame si necesitas la vacuna contra el coronavirus. Puede fabricarse para exportación y el volumen de producción es bajo, por lo que la gente debe hacer cola. Se lanzará oficialmente el 2 de septiembre”, decía el anuncio que reprobó la farmacéutica.
Otra de las publicidades decía pertenecer al Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, otra de las entidades que está detrás de la vacuna salvadora. Su valor era de 71 dólares. La misma nota señalaba que quienes adquirieran el producto debían darse tres dosis. “Trabajadores de la salud y personas que tienen que viajar al extranjero pueden ser prioridad”, indicaba el engañoso aviso. En declaraciones a Jiefang Daily, portavoces del instituto aclararon que su vacuna estaba en período de testeo y que aún no había llegado al mercado.
Seguridad de las vacunas chinas
Además de la falta de controles y regulaciones -y la complicidad de funcionarios del régimen chino y el Partido Comunista con productores ilegales-, la comunidad internacional ha mostrado su preocupación respecto a la seguridad que podría representar una vacuna producida en china, país con un nefasto historial en materia de seguridad sanitaria.
Uno de quienes se mostraron más escépticos respecto a los procesos que podrían adoptarse en países con pocos controles institucionales, fue Bill Gates. El fundador de Microsft fue uno de los primeros en advertir sobre la pandemia y quien más colaboró para buscar una solución, al financiar investigaciones científicas contra el COVID-19. “En China y en Rusia se están moviendo a toda velocidad. Apuesto a que en algún lugar del mundo habrá algunas vacunas que saldrán sin la revisión completa”, remarcó hace una semana. El primero en moverse en ese sentido fue el gobierno de Vladimir Putin, que presentó la novedad a principios de esta semana.
Varias compañías chinas están a la vanguardia de la carrera mundial por una vacuna contra el nuevo coronavirus, mientras que Rusia ha dicho que espera ser el primer país en brindar una vacuna al público, algo que prevé concretar en septiembre. Pero es probable que los proyectos se enfrenten a un mayor escrutinio, dado que los sistemas reguladores de ambos países son mucho más opacos que en Occidente.
Anthony Fauci -principal autoridad en materia infecciosa en los Estados Unidos- a quien se le preguntó durante una audiencia en el Congreso si Estados Unidos podría usar vacunas chinas o rusas si llegaban a producirse primero, afirmó que era poco probable. “Espero que los chinos y los rusos realmente estén probando la vacuna antes de administrársela a alguien”, dijo. “Las afirmaciones de que tienen una vacuna lista para distribuir antes de hacer las pruebas son, cuanto menos, problemáticas”, añadió.