La pandemia de coronavirus aún no da tregua y ya produjo diversas alteraciones en las primarias de Estados Unidos y la cancelación de las convenciones partidarias, Donald Trump sugirió este jueves por primera vez la posible postergación de la fecha de las elecciones programadas para el próximo 3 de noviembre.
Por infobae.com
El Presidente, que hace meses viene embistiendo contra el voto por correo, una posibilidad que existe en el sistema electoral estadounidense pero que esta vez podría ser más masiva que nunca, escribió en Twitter que ésta podría ser “la más inexacta y fraudulenta elección en la historia” y “una gran vergüenza para Estados Unidos”. “¿Postergar la elección hasta que la gente puede votar adecuadamente y con seguridad?”, se preguntó.
La posibilidad parece muy lejana. Estados Unidos es quizás la única democracia del mundo que tiene fijada por ley la fecha de su elección presidencial y nunca las pospuso, ni siquiera en tiempos de guerra.
La Constitución estadounidense otorga al Congreso la potestad de fijar la fecha de las elecciones. En 1845, una ley estableció que “las elecciones del Presidente y el vicepresidente debe ser realizadas, en cada estado, en el martes siguiente al primer lunes de noviembre, cada cuatro años sucesivamente después de cada elección”.
La original fórmula después del “martes siguiente al primer lunes de noviembre” se originó en el respeto a la religión y la vida privada. Se prefirió que fuera en un día de semana y no los sábados y domingos que están dedicados a la oración en diversas religiones. Luego se optó por noviembre, cuando la primavera ya avanzó y el clima es apto en todo el país; un lunes hubiera obligado a mucha gente en el siglo XIX a tener que dejar sus casas el fin de semana para emprender el viaje y, por último, se optó por evitar que la elección cayera el 1° de noviembre, la celebración cristiana del Día de todos los Santos.
Así, la fecha quedó fijada por ley y sólo puede ser modificada por otra ley, algo que sería utópico de lograr para Trump, con un Congreso polarizado en el que los republicanos son minoría en la Cámara de Representantes y tienen una mayoría estrecha en el Senado.
“El asunto fue más dramático que nunca durante la elección de 1864, que se realizó en medio de la Guerra Civil, pero ni siquiera en esa oportunidad se postergó”, explicó el profesor de derecho constitucional Richard Pildes.
Hay una larga discusión acerca de si el Presidente tiene algún tipo de “poder de emergencia” que le permita tomar decisiones excepcionales. Trump ya alegado a favor de este tipo de poder, aunque la Constitución no se lo otorga explícitamente. Pero la Corte Suprema de Estados Unidos ha sido taxativa en otras ocasiones, cuando tuvo que marcar límites a los mandatarios.
Es más la Constitución estadounidense establece, en su 20° enmienda, una fecha taxativa en la que el Presidente debe terminar su mandato: el 20 de enero al mediodía. Por lo que, si pudiera postergarse la elección, tampoco podría ser por mucho tiempo, porque es necesario cumplir con el cronograma de conteo de votos y sus probables revisiones en los estados más reñidos y la reunión del Colegio Electoral.
Según los procedimientos que marca la Constitución de Estados Unidos, si para el 20 de enero un Presidente no fue electo, Trump debería abandonar la Casa Blanca y la Cámara de Diputados tendría que elegir un presidente a cargo y el Senado al vicepresidente.