Médicos refugiados se unen a la batalla contra la Covid-19 en México

Médicos refugiados se unen a la batalla contra la Covid-19 en México

La doctora venezolana Rosmary Carolina Vieras, acompañada de su hija Amira (i), atiende una entrevista con Efe, el 18 de junio de 2020, en Ciudad de México (México). A Rosmary Vieras todavía le duele recordar sus días en Carabobo, Venezuela, donde la falta de oportunidades para practicar su profesión como médico la empujaron a tomar la difícil decisión de emigrar a México, donde hoy forma parte del grupo de profesionales que luchan contra la COVID-19. EFE/ José Méndez

 

A Rosmary Vieras todavía le duele recordar sus días en Carabobo, Venezuela, donde la falta de oportunidades para practicar su profesión como médico la empujaron a tomar la difícil decisión de emigrar a México, donde hoy forma parte del grupo de profesionales que luchan contra la COVID-19.

“La situación en mi país de un tiempo para acá era más difícil y en búsqueda de una mejor calidad de vida me vi obligada a tomar esa decisión”, dice en el marco del Día Mundial del Refugiado que se celebra este 20 de junio.





Apenas con unas cuantas maletas y la ilusión de hacer una mejor vida, aunque fuera en un país que no es el suyo, Rosmary se lanzó a la aventura, sin imaginar siquiera que en el extranjero podría encontrar, casi de manera fortuita, una oportunidad no solo de mejorar su vida sino también de salvar la de alguien más.

Cuenta que llegó a México en diciembre pasado en busca de refugio y, luego de pasar por el difícil trago de trámites burocráticos, logró establecerse en la Ciudad de México.

Un par de meses después consiguió trabajo en una farmacia de una tienda departamental, pero la pandemia por la COVID-19 llegó a México, donde suma ya 170.485 contagios y 20.394 muertos, lo que le abrió una oportunidad a la médico internista venezolana de sumarse a las filas de la lucha contra esta enfermedad.

“En ese momento se lanza la convocatoria de solicitud para médicos del Gobierno mexicano”, recuerda, por lo que animada por una amiga venezolana, también refugiada, inició el proceso y, en menos de una semana, fue asignada al Hospital General de Tláhuac para atender a pacientes con la COVID-19.

“En Venezuela tenía 10 años laborando en una empresa privada, pero nunca había tenido que estar en una línea como esta de lo que significa una pandemia”, reconoce Rosmary al aceptar que es un gran reto “porque es una oportunidad de crecer profesionalmente”.

La situación, admite, no ha sido fácil porque más allá de lo que implica colocarse el asfixiante traje de protección para evitar contagiarse de coronavirus, ha enfrentado la muerte de sus pacientes por la enfermedad.

“Nosotros estudiamos para esto, pero no estás preparado hasta que llega el momento de estar ahí, sabes la teoría pero no la práctica”, manifiesta.

APORTAR A MÉXICO

Rosmary es una de 10 profesionales de la salud, refugiada, que fueron contratadas en México para contribuir a la respuesta del sector a la pandemia.

De acuerdo con Mariana Echandi, oficial Nacional de Soluciones Duraderas de la Agencia de la ONU para los Refugiados en México (Acnur), se han identificado unas 114 personas refugiadas y peticionarias de asilo en México que podrían contribuir a la respuesta del sector salud para afrontar la pandemia.

“Incluyen médicas, médicos, enfermeros, paramédicos, brigadistas, psicólogos, químicos odontólogos, una amplia gama que se han acercado con nosotros para formar parte de este proceso”, explica.

La Acnur brinda asistencia para que puedan revalidar sus estudios, tramitar sus cédulas profesionales con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública, y postularse en las convocatorias de reclutamiento.

“Lo que buscamos es que tengan manera de trabajar y con ello contribuyan a la economía nacional”, indica Echandi.

Detalló que al menos 10 de estas personas han sido contratadas en Ciudad de México, Aguascalientes y Chiapas, y 19 más están en proceso de serlo, gracias a la accesibilidad en los sistemas de reclutamiento de estas entidades que han mostrado interés en incorporarlas.

De acuerdo con cifras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), entre 2013 y 2020, México ha recibido 149.722 solicitudes de asilo y de todas estas solicitudes solo se les ha reconocido a 29.132 personas.

UNA NUEVA VIDA

Para Rosmary, su refugio en México ha representado una gama de oportunidades, pues además de tener un trabajo con el que retribuye a la sociedad que la ha albergado, también se ha abierto la puerta para una nueva vida.

“Las oportunidades que tienes en el país es igual que si fueras mexicano. Es un buen futuro para mi hija y para mí”, dice mientras planea estudiar, quizá, nutrición estética.

“Aquí veo disponibilidad de hacerlo. Veo un futuro inmediato y veré el esfuerzo que estoy haciendo y siento que valdrá la pena”, afirma.

Mariana Echandi destaca la importancia de que la sociedad haga conciencia de mirar a los migrantes y, en especial a los refugiados.

“Las personas llegan a México como refugiadas esperando integrarse en esta población y retribuir a este país que les ha brindado protección, porque cuando un país le abre las puertas a un refugiado, les están salvando la vida”, concluye. EFE