El país con una de las mayores reservas probadas de petróleo del mundo se quedó sin gasolina y ahora tiene que importarla de Irán. ¿Por qué? Es un misterio que quizás solo puedan resolver a ciencia cierta los más de 20 años de gobiernos chavistas.
Y lo peor es que el remedio propuesto por el régimen de Nicolás Maduro, que arrancó el lunes pasado y que él llama “normalización”, no ha hecho más que empeorar las cosas. Es un esquema en el que se puede comprar combustibles en dos tarifas. Una, pagadera en bolívares, con límites en cuanto a los litros y aún con un altísimo subsidio, y otra, en dólares.
La gasolina en este país dejó así de ser más barata que una botella de agua, pero el problema ya no es ese, sino que a las pocas horas de empezar la distribución ya se había agotado entre el caos y las protestas de los conductores que aguantaban muchas horas de fila.
En el mercado negro ha vuelto a cotizarse el litro de gasolina a 1,5 dólares, un dólar por encima del valor que tiene el litro del combustible premium en las bombas, y 50 centavos más de lo que costaría llenar un tanque completo con gasolina subsidiada.
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