El cine es un elemento clave a la hora de popularizar un hecho del pasado. La 101ª División Aerotransportada debe más a la serie «Hermanos de sangre» que a todos los libros sobre sus gestas que se hayan publicado hasta la fecha. Y otro tanto sucede con el hundimiento del «Titanic» en la noche del 14 de abril de 1912. Con su largometraje estrenado en 1997, James Cameron dio a conocer un suceso sobrecogedor, pero alejado ya de la esfera popular. Sin embargo, tanto él como otros tantos directores consiguieron también extender una serie de falacias sobre la tragedia que, a 108 años de acaecerse, todavía creemos. Algunas, basadas en mentiras forjadas hace más de un siglo.
Por: ABC
1-El apodo del terror
Durante años, películas, novelas y ensayos han utilizado como una letanía el mismo adjetivo para referirse al «Titanic»: el «insumergible». En el largometraje dirigido por James Cameron, por ejemplo, la familia y los amigos de la protagonista repiten varias veces esta premonitoria palabra antes de subir al buque. «Ni Dios podría hundirlo», afirma uno. «Dicen que este barco es imposible de hundir», añade otra de las secundarias. En los libros ingleses también es recurrente hallar títulos con el apelativo «unsinkable».
Pero… ¿de verdad era considerado así antes de su hundimiento? Teorías hay decenas. En la versión digital del diario BBC Mundo, el profesor de sociología cultural del King’s College de Londres, Richard Howells, ha afirmado hace menos de una semana que este es la mayor mentira que rodea al «Titanic». En sus palabras, es falso que la sociedad pensara que era insumergible. «Es un mito retrospectivo que genera una mejor historia», explica. De hecho, se atreve a sostener que no se generalizó esta idea en los medios de comunicación hasta después de que se hundiera.
Howells también desvela que la propietaria del navío, la «White Star Line», jamás utilizó el término «insumergible» para referirse al buque y que no lo incluyó tampoco en los carteles promocionales de su primer viaje. Por el contrario, la publicidad que hizo la naviera habló de él como «La reina del océano» y reseñaba que, junto a su gemelo, el «Olympic», formaba parte de una línea que contaba con los «vapores más grandes del mundo».
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