Un bichito, como dice Manuel Felipe Sierra, desarmó todas las armas nucleares, equipos sofisticados, imperios, potencias… e hizo entender que todos somos vulnerables, desde el mendigo hasta el millonario.
Por ello quiero centrar la atención en las contradicciones que de la Democracia Liberal había anunciado Fukuyama que podían ocurrir, no sólo a través de la visión de Samuel Huntington, desde los cambiantes equilibrio del poder, los conflictos generados por el universalismo occidental, el proselitismo musulmán y la autoafirmación China; ni la de Amy Chua, sobre conflictos de las minorías dominantes del mercado, el odio grupal y la violencia étnica en todo el mundo no occidental o de Guy Hermet quien vio venir el bálsamo populista, desde la derecha como Jean-Marie Le Pen, Silvio Berlusconi y desde la izquierda con Femando Enrique Cardozo, Lula, López Obrador; sino también desde los conflictos: – el árabe-israelí que involucra la Franja de Gaza y Cisjordania, la parte oriental de Jerusalén, los Altos del Golán, refugiados, expatriados, guerrillas internas…; – El continente africano con conflictos enquistados en: Yemen, Somalia, Sudán del Sur, República Centroafricana y República Democrática del Congo, guerras y güerillas internas, muchas promovidas por las transnacionales para beneficiase de su riqueza, mientas sus habitantes en extrema pobreza y miseria, receptores de todos los males: hambruna, plagas, desplazados, enfermedades, masacres; – en Venezuela una Guerra Asimétrica, mientas los servicios públicos colapsan, se desploma la renta petrolera, doble institucionalidad, abusos de todo tipo… porque el poder ha sido utilizado para beneficio propio y no de un colectivo.
Por ello, ningún país estaba preparado para atender esta pandemia, que sobrepasó a las grandes potencias mundiales. Mientras que a los pequeños los agarró completamente al desnudo. En Venezuela la tragedia es mayor porque la deficiencia de los servicios públicos, la insalubridad generalizada las aguas negras, basura, precariedad de los hospitales… obliga a prevenir infecciones, es imposible atenderlas.
Así que debemos bajarle dos a la confrontación, desde la Guerra contra China, inducida o no, no lo sabemos, pero la fobia-china está presente en las redes y ha generado enfrentamientos; hasta la interna en Venezuela, donde se requiere unidad de todos los sectores políticos y sociales, no sólo para conseguir recursos del Fondo Monetario Internacional, BID… ni de las empresas venezolanas en el exterior, cuentas bloqueadas… sino para levantar los prejuicios en cuanto a las acciones de lo que ha construido el gobierno, el Poder Popular, entender que hay un enemigo común a vencer. Es hora de grandeza de espíritu de exigir respeto: rendición de cuentas, transparencia, eficacia, institucionalidad y efectividad; pero también respetar: reconocer que la gente que está los CDI, Clap… son venezolanos y tienen derecho a organizase como quieran.
Porque mientras ello ocurre el ciudadano continúa alejado y distante cumpliendo la cuarentena, en la oración, fortaleciendo el espíritu de solidaridad y cooperación, no antes vista, y ya su problema no es si somos de izquierda o derecha, chavista u opositor, chiita o sunita, negro o blanco… sino que necesitamos salvarnos.
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